Los marroquíes son muy aficionados a los cafés. Allí se reúnen para relajarse, y a veces incluso, los tienen en los lugares de trabajo. En los cafés se permite fumar, por lo que a veces los extranjeros no se sienten muy cómodos en ellos. Por el contrario, allí no se sirve alcohol. Lo que se pide es sobre todo té a la menta clásica, el mítico nus-nus, mitad de café mitad de leche, así como zumos de aguacate, manzana o plátano.
Por otro lado, no es fácil encontrar buenos productos de repostería en los cafés. Si queréis disfrutar de buenas tortas y pasteles marroquíes lo mejor es acercaros a una pastelería tradicional y pediros los cuernos de gacela, las khartchas o alguna otra delicia de Marruecos. En la mayoría de los cafés se pueden comer estos dulces, aunque los hayamos comprado en otro sitio.
No es muy frecuente ver mujeres en los cafés. A veces el propietario del café reserva un lugar íntimo y apartado para las mujeres, sobre todo el primer piso o la parte posterior del local. A las mujeres se les sirven sobre todo zumos, y allí es menos frecuente ver fumadores, por lo que el ambiente es más adecuado para ir con niños.
En Marrakech os aconsejamos visitar el Café de France, en la Plaza Djemaa el Fna. El local está dividido en dos parte, el restaurante y la cafetería. Los precios están bien, teniendo en cuenta que se sitúa en el corazón de la medina. La parte de la cafetería es un lugar de encuentro para algunos intelectuales, escritores y artistas.
Otro café que me encanta de Marrakech es el Café de la Poste, situado detrás de la oficina principal de correos, en la Plaza 16 de Noviembre, en un edificio colonial decorado al estilo de la película de Casablanca, el más antiguo de la ciudad. Los precios son un poco más altos, y también se puede comer. El menú es variado y sirven todo tipo de bebidas frías y calientes, así como helados, dulces y comidas calientes.
El Café des Epices, situado en la plaza del mismo nombre, en el corazón de los zocos, es un café encantador. Lo regenta gente muy joven y agradable, que hablan en muchos idiomas. Se sirven bocadillos y pasteles, y desde su terraza se pueden disfrutar unas preciosas vistas de las montañas del Atlas y el conjunto de la medina.
Como regla general, cada barrio de Marrakech tiene su propio café, con su estilo particular. Así en la medina encontraréis lugares para turistas, muy agradables y auténticos, mientras que en la zona de Gueliz hallaréis los más elegantes y lujosos, para los marroquíes ricos, mientras que en Issil y Daoudiate se hallan los cafés más populares. Hay mucho donde escoger.
Así pues, reservar ya vuestros hoteles en Marrakech y disfrutar de sus maravillosos cafés, llenos de vida, cómodos y muy agradables. La ciudad ofrece una extensa y variada cultura, así como una tradición fascinante, monumentos e innumerables atracciones turísticas. También os encatará su excelente gastronomía y la más amplia gama de oportunidades para las compras.