Alguna cosa tendrá de especial el popular barrio de Gràcia de Barcelona cuando es el preferido por turistas y extanjeros que lo eligen para quedarse a vivir. Su particular personalidad, en forma de plazas y algunas calles peatonales, lo dotan de encanto y, es que antiguamente era un pueblo anexo a la ciudad, y este hecho todavía queda latente.
Para descubrirlo no tienes más que mirar los vuelos económicos que llegan a la Ciudad Condal y plantarte allí de inmediato. Te encantará. La llamada Vila de Gràcia está dotada de casas de baja altura, con su jardín interior, o patio superior. Su situación privilegiada lo sitúa en la zona llena de comunicaciones y transportes que nos llevan al centro en tan sólo 15 min. (incluso podemos ir andando).
La calle Gran de Gràcia es la vía principal. Suele estar repleta de tiendas de moda, tabernas, restaurantes, y las calles que la atraviesan nos llevan a las principales plazas, antiquísimas y las preferidas por la gente joven. De entre éstas, la Plaza del Sol destaca por sus terrazas, siempre llenas, y algunos edificos históricos muy representativos en la ciudad.
La plaza Rius y Taulet no tiene menos historia y en ella se halla el Ayuntamiento del barrio. También cuenta con numerosas terrazas y es eje central de actos públicos o manifiestaciones. Otras plazas que visitar son la Plaza de la Virreina, con la iglesia parroquial de Sant Joan; la peculiar Plaza del Diamant, conocida por la novela de la escritora catalana Mercè Rodoreda, con una escultura de Xavier Medina-Campeny que lleva el nombre de «La Colometa», la protagonista de la novela; o la Plaza de La Revolució De Setembre De 1868, con un gran singnificado político.
Gràcia es un barrio moderno y cosmopolita que siempre da un paso más. Al lado de los cines, donde se programan películas en VO de la calle Verdi, tenemos un sinfín de restaurantes de diversas temáticas, catalanes, de tapas, árabes, egipcios, griegos, italianos y hasta iraquí.
Foto: bocadorada