Italia esconde rincones realmente bellos, pero la región de la Toscana es, sin duda, un lugar que despierta pasiones, protagonizado por paisajes con viñedos, teñidos de vid, montes e infinidad de historia.
Cerramos los ojos y realizamos un viaje a lo más profundo de Italia, con casas típicas sacadas de alguna película y mucha tranquilidad. De pronto, nos detemos en un pueblo que es un tesoro: San Gimignano. Es un pequeño pueblo amurallado de origen medieval que posee altísimas torres muy bien conservadas y un encanto peculiar con pequelas plazas y callejuelas.
Muy cerca, Florencia es la ciudad del arte. Pocas urbes esconden tantos museos y obras de arte como ella, y lo mejor es que, al ser de pequeñas dimensiones, puedes recorrerla fácilmente paseando. Tanto en las calles que van a dar a la Galería de los Uffizi, como a los palacios, nos dejan las mejores fotos de Florencia, aunque cada rincón tiene su propia peculiaridad.
Pasar junto al río Arno es otra manera de realizar turismo en la ciudad, sobre todo si vas en pareja, pues el romanticismo es claro protagonista. No te costará encontrar un trattoria donde degustar las mejores pizzas, son auténticas de masa fina y gran tamaño… están deliciosas. El palacio Vecchio, el Duomo, la Galería de la Academia, la iglesia de San Lorenzo, la plaza de la República… son otras maravillas que nos deja una de las ciudades más hermosas del mundo.
En la Toscana, destacan las ciudades de Siena y Pisa. La primera presenta muchos monumentos que visitar, como el palacio de la plaza principal o la catedral. Aunque lo que más te sorprenderá es la gran plaza del Campo, espectacular y muy grande. De Pisa, es imprescindible dar una vuelta por su torre inclinada y la catedral, dos obras arquitectónicas de gran originalidad.
Foto: rafaelji