Varsovia, capital de Polonia, fue prácticamente destruida por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. A consecuencia de ello tuvo que ser reconstruida. Sin embargo su centro histórico no ha perdido un ápice del encanto que tuvo antaño. Si vas a pasar al menos un día en Varsovia pasear por sus calles resulta todo un placer. Encuentra tu hotel al mejor precio aquí y piérdete en el laberinto mágico de esta hermosa ciudad.
El casco viejo de Varsovia te deja una sensación diferente. Grandes edificios de piedra y ladrillo se levantan a tu paso. Las fachadas están sumamente decoradas con puertas y ventanas talladas, así como estatuas góticas en los pisos más elegantes. Hay iglesias en cada esquina, el gótico y el barroco resurgen como de improviso. De ahí que Varsovia te parezca un lugar muy volcado en el mundo del arte.
Una ruta de un día debe incluir sin duda este paseo por el casco antiguo, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Desde aquí la primera visita te ha de llevar hasta el Castillo Real y su plaza, residencia de los monarcas polacos hasta 1795 y del presidente de Polonia en 1918. La completamos con la Columna del Rey Segismundo III, el primer monumento secular en Polonia.
La segunda visita debes hacerla a la Catedral de San Juan, una preciosa y enorme iglesia gótica que a lo largo de los siglos ha sido testigo directo de alguno de los episodios más importantes de la historia de este país. En su interior se conservan los restos de grandes personajes de esta nación. Si sigues con el paseo es hora de conocer la vieja Plaza del Mercado y el recinto amurallada que rodea el casco viejo.
La ruta te lleva ahora hasta el Barrio Judío, el Monumento a los Héroes del Guetto, la Umschlag Platz y la calle Mila. Después hay que recorrer el Camino Real, en el que podemos ver magníficas residencias aristocráticas y otros monumentos como la Iglesia de la Santa Cruz. En el interior de esta se halla la reliquia con el corazón del compositor Chopin.
Por último hay que visitar el Parque Real, el más hermoso de Varsovia y al que se conoce popularmente como Lazienski, el Palacio del Agua, residencia de verano del último rey polaco a finales del siglo XVIII, la Tumba al Soldado Desconocido o el Monumento a la Sublevación de Varsovia en 1944.
Siempre se puede completar esta ruta con otras visitas, pero estas son las que se consideran como imprescindibles.
Foto Vía Netlipse
