Praga es una ciudad que sencillamente te deja sin palabras. Uno de esos lugares que soñabas de pequeño cuando te hablaban de los cuentos de hadas. Un destino mágico y enigmático a la vez, sorprendente. Te asalta en cualquier esquina con su cóctel – sorpresa de calles empedradas, torres, agujas puntiagudas y fascinante arquitectura.
Una de las grandes recomendaciones que te hago para una ciudad como Praga es pasear, pasear y pasear. Disfrutar de todo un recorrido lleno de sabor medieval, cruzando desde el Stare Mesto, la parte vieja, hasta la Malá Strana, la ciudad pequeña, sin olvidarnos de atravesar el famoso Puente de Carlos. Busca aquí tus hoteles en Praga online y déjate llevar por el oleaje de sensaciones que arrastra un enclave como este.
Hay tantas cosas por ver aquí, tantos barrios y edificios por recorrer. No perdáis la oportunidad de hacerlo (te ocurre que cuando llegas a casa y observas las fotos del viaje sientes la nostalgia de no haber tenido algo más de tiempo). Te recomiendo acceder al casco antiguo por la Torre de la Pólvora, una torre de 65 metros de altura que es todo un símbolo de esta ciudad. Sin duda alguna es una de las puertas más importantes y sorprendentes de Praga.
A partir de aquí se suceden una serie de calles, callejuelas y plazas rodeadas de edificios fascinantes. Este laberinto desemboca en la Plaza del Mercado Viejo. Pero antes hay que visitar la Plaza de la Ciudad Vieja, mercado principal de Praga desde el siglo XI. Para mí es una de las plazas más bonitas de Europa, rodeada de el viejo Ayuntamiento, la Catedral de Tyn, el Reloj Astronómico, la Iglesia de San Nicolás o el Monumento a Jan Hus.
Dentro del casco viejo merece también tu visita el Josefov o barrio judío. En él vas a poder comprobar una curiosa mezcla de edificios del antiguo gueto judío y amplios bulevares de estilo Art Deco, creados tras la demolición de los barrios pobres de Praga en 1890. Aquí se halla el monumento a Kafka, la Sinagoga Española, el antiguo Cementerio Judío, la Sinagoga Vieja (la más antigua de Europa) y el Ayuntamiento Judío.
Por último, a la caída de la tarde, nada mejor que situarse junto al Puente de Carlos y a orillas del Moldava. Esta famosa estructura une el casco antiguo con Mala Strana y, con sus treinta estatuas alineadas a ambos lados, es, además del puente más antiguo de Praga, uno de sus monumentos más insignes. En el centro se halla la estatua de Juan Nepomuceno, santo checo que fue arrojado desde el puente por Wenceslao IV por negarse a divulgar los secretos de confesión de la reina. En él hay que cumplir la tradición de acariciar el pie de la estatua para atraer la buena suerte.
Foto Vía National Geographic