Viajamos hoy hasta Riga, la capital de Letonia, un destino que, junto con sus vecinos países del Báltico, comparte hermosos paisajes, calles empedradas y un magnífico casco antiguo cargado de historia. Riga es la ciudad más grande de los Países Bálticos, uno de los centros culturales y arquitectónicos más importantes del norte de Europa.
No es de extrañar que su centro histórico haya sido declarado en 1997 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sin embargo, es la mezcla perfecta entre lo moderno y lo antiguo lo que hace de Riga un destino incomparable. La Edad Media y los edificios de estilo Art Nouveau se suceden uno tras otro, un aspecto cultural que diferencia a Riga de otras grandes ciudades.
Además de muy buenos bares y restaurantes como complemente a nuestro paseo, el centro histórico de Riga, con su laberinto de callejuelas empedradas, nos ofrece por ejemplo el Museo de la Ocupación, uno de los más interesantes a nivel cultural de la ciudad.
Fuera del centro histórico de Riga predominan los edificios de estilo Art Nouveau, sobre todo en las calles Alberta y Elisabeth, ideales para pasear y degustar sus casas de colores. En medio de esta elegante mezcla de edificios góticos, renacentistas, barrocos y Art Nouvea, Riga cuenta con una maravillosa selección de parques, monumentos y el río Daugava bañando la ciudad.
El Museo de Bellas Artes de Riga muestra maravillosos ejemplos de artistas letones y rusos de antes de las Guerras Mundiales, mostrando el esplendor del estilo soviético. Vale la pena visitar también el Mercado Central de Riga, uno de los mercados más grandes de Europa, una excelente oportunidad para probar los mejores productos de la ciudad.
No olvidaros de visitar tampoco monumentos como la Capital Luterana de Riga, la Iglesia de San Pedro, el Castillo de Riga, que hoy en día alberga la residencia presidencial, o el Monumento a la Libertad.
Riga es un destino exótico y distinto, ideal para un paseo perfecto para conocer lo mejor de los países bálticos. La mezcla de lo moderno y lo antiguo, así como su maravillosa colección de arquitectura del siglo XIX lo hacen un destino maravilloso.
Foto Vía Leo Koolhoven