Tromso, el París del Norte de Noruega

Tromso, el París del Norte de Noruega 2

 

A Tromso se la conoce en Noruega como el París nórdico. Situada al norte del país, su actividad cultural y artística la acercan, y mucho, al ambiente parisino. Es un placer pasear por sus calles de colores, repletas de bares, pubs y restaurantes. El hecho de ser también una ciudad universitaria hace que durante todo el año, a pesar de algunas condiciones climatológicas un tanto severas en invierno, aparezca alegre y bulliciosa.

Tromso es hermosa, sin duda. La montaña y el mar son paisajes que se abrazan eternamente en sus alrededores. Para disfrutar de este gran atractivo, lo primero que podemos hacer en la ciudad es tomar el teleférico Fjellheisen que nos lleva a la cima de la montaña. Las vistas desde el café que hay en las alturas son sencillamente fascinantes.

Tromso tiene su propio aeropuerto (desde Oslo se tardan unas dos horas de vuelo), sin embargo hay quien prefiere llegar en barco (Pullmantur cruceros bien podría ser una posibilidad para ello). En ella disfrutaremos de edificios de gran interés arquitectónico, museos, rutas turísticas, excursiones por los alrededores y un amplio abanico de actividades.

La visita a Tromso podemos iniciarla en la célebre Catedral del Océano Ártico. Construida en 1964, alberga una de las mejores vidrieras de Europa, toda una obra de arte de la arquitectura contemporánea. Hay otra iglesia más antigua, la Catedral de Tromso, de 1861, la única construida en madera en toda Noruega. De la misma época es la Iglesia de Nuestra Señora, iglesia católica (no protestante, como la anterior), más hermoso el interior que el exterior.

El carácter cultural de Tromso se derrama con diferentes museos. Empezando por el Museo del Fiordo de Storsteinnes, que alberga una colección de todo lo relacionado con este fiordo. De ahí le seguiría la Krane Galleri, con artistas contemporáneos del norte de Noruega; el Centro de la Ciencia del Norte de Noruega; el Museo Polar, que relata la historia polar y del Océano Ártico; y el Museo de Tromso, el museo más grande del norte de Noruega.

A estos atractivos hay que añadirles el Jardín Botánico Ártico Alpino, especialmente precioso entre los meses de mayo y octubre; el ballenero MS Polstjerna, al que se puede subir y descubrir todo lo relacionado con este arte de pesca tan peligroso; el centro de aventuras Polaria, que alberga un cine panorámico y un enorme acuario, y en invierno poder contemplar las mágicas auroras boreales en el cielo.

Con todos estos alicientes a buen seguro que ahora sí comprendéis mejor porqué a Tromso se la conoce como el París nórdico, ¿verdad?

Foto Vía Hurtigruten