
El pintor francés Marc Chagall quedó tan prendado de Tossa de Mar que la bautizó como el paraíso azul. Era el verano de 1934, un agosto que poco o nada tiene que ver con los de ahora en la Costa Brava. En aquellos tiempos se respiraba mucho más la luz que el bullicio. Había juergas nocturnas, por supuesto, pero mucho más relajadas. El estilo mediterráneo de la costa española aún no había sufrido el desembarco masivo de las hordas turistas.
Chagall no pudo tener mejor tino en su definición. Enclavado entre montañas empapadas de pinos y escarpadas costas, Tossa de Mar ha atraído desde siempre a personas de toda Europa. Su idílica imagen de postal con la playa, el verde exuberante y el castillo asomado al espejo cristalino del Mediterráneo es una de las más admiradas de esta franja de la costa. De ahí que si buscas hoteles en Tossa de Mar cerca de la playa percibirás fácilmente ese paraíso azul del que hablaba Chagall.
Dominando la Platja Gran de Tossa se halla una colina rocosa sobre la que se asienta la Vila Vella, la romántica ciudadela medieval amurallada del siglo XIV que tanto deslumbró a Chagall y por la que se perdía cada tarde. Asomados en ella se disfruta de un maravilloso cóctel de arena, mar y castillo que resulta idílico. En Tossa de Mar siempre se ha buscado ese espacio tranquilo y relajado que dan las vistas, el paseo y la luz del sol sobre los edificios.
Esta Vila Vella es la única ciudad medieval fortificada que aún permanece en pie en el litoral catalán. En su laberinto de callejuelas sinuosas sí se percibe el paso del tiempo: bares y restaurantes se alinean en ellas a la sombra de los viejos muros, tabernas en donde la gente se detiene a tomar unos vinos y unas tapas. Negocios modernos que han sabido integrarse perfectamente en el encanto histórico del pueblo.
La mayor parte de la zona moderna de Tossa de Mar surgió a partir del boom turístico que se derramó por la costa española durante la segunda mitad del siglo XX. Aquel pequeño pueblo costero se convirtió en un moderno complejo lleno de hoteles, apartamentos y bungalows. Fue el momento de la llegada de los turistas británicos.
Pero en Tossa de Mar hay otras visitas de interés a tener en cuenta, como la Villa de Els Ametllers, construida por los romanos en el siglo I, o el Museo Municipal de Tossa de Mar. Allí precisamente se encuentra uno de los regalos que Chagall brindó a este pueblo en agradecimiento por haber sido su fuente de inspiración y la de tantos otros artistas.
Foto Vía Plan B Club