Si entre los vuelos baratos que de vez en cuando salen hacia Sudamérica, escogemos uno de los vuelos a Buenos Aires, lo cierto es que la Argentina nos sorprenderá así como la capital y sus alrededores.
Hoy saldremos un poco de los magníficos barrios bonaerenses como San Telmo o de los impresionantes monumentos como la Casa Rosada para ir a visitar la ciudad de Tigre, ubicada a tan sólo poco más de 30 kilómetros del famoso Obelisco de Buenos Aires.
Se trata de una zona que se puede considerar un lugar de historia viva, sufriendo todos los avatares que la movida historia de la Argentina ha sufrido en su desarrollo desde la colonización por parte de los españoles. De hecho, Tigre comienza a ser colonizado ya el 1580, pues un documento del 24 de octubre de dicho años se da constancia de un reparto de tierras. El nombre del lugar tiene también su misticismo, y es que se supone que proviene de una vieja historia de cazadores del conocido yaguaretés o el más reconocido tigre americano.
Esta zona empezó a llenarse de colonos y labradores de forma rápida y es que ya el 1611 se emite una petición de informe para la labranza en la zona. Desde entonces hasta nuestros días Tigre ha sido poblado de forma ininterrumpida, atrayendo hasta sus tierras gente de diversa procedencia.
Más allá de la vida en Tigre, reconocida por su tranquilidad, si vamos de turismo no nos podemos perder Puerto de Frutos, quizás la zona más mágica de la magia que emana Tigre. Se trata de un lugar de tres dársenas desde donde parten excursiones por el Delta y lanchas almacén que nutre a los habitantes de las varias islas del Delta.
Después de realizar una visita en una de las excursiones, podemos también echar un vistazo dentro del puerto, donde se levanta un mercado al aire libre que viste de colores el lugar.
En fin, Tigre es un suplemento extraordinario de Buenos Aires. Ubicado más cerca de lo que uno se pueda imaginar, el lugar nos extrae del movimiento de la ciudad y nos transporta a una zona natural tranquila y mística.
Foto Vía: Miguel Vieira