Creo que nunca olvidaré la pequeña carretera que nos llevaba desde Amalfi hasta Sorrento. Apenas fueron treinta kilómetros, pero a bordo de los acantilados más espectaculares que haya podido jamás soñar. Allá abajo podía verse el poderío del Mediterráneo, el maravilloso Golfo de Nápoles y el soldado centinela del Vesubio, con su sombrero humeante.
Después de haber llegado a esta zona con nuestros vuelos Nápoles, alquilamos un coche para ir hasta Sorrento, y ya de paso hacer la ruta a orillas del Mediterráneo. Ciudad de las sirenas, Sorrento apenas está a unos cincuenta kilómetros al sur de Nápoles, pero nunca dejaréis de verla, allá frente a vosotros, adormecida en su golfo.
Mar y montaña son dos de los principales actores de la película paisajística de Sorrento. Afortunadamente, aún podemos pasear con tranquilidad por sus calles, no tan masificadas como las napolitanas, pero últimamente tal vez demasiado turísticas, disfrutar del silencio de su naturaleza y descubrir miradores y profundos barrancos en los que ruedan limoneros y naranjos.
El turismo de Sorrento ha provocado que los precios de los hoteles se hayan disparado un poco. Nosotros nos alojamos en un pequeño hotel a las afueras, mucho más asequibles que los balnearios del centro histórico. Es tal vez de la zona el lugar más barato para alojarse, ya que las cercanas Amalfi o Positano se han puesto totalmente por las nubes, especialmente en temporada alta.
Aquí lo mejor es tomar el coche y perderse por los alrededores de Sorrento. La pequeña carretera que os comentaba al principio es preciosa, pero tiene muchas, muchas curvas cerradas. Hay que ir con cuidado. Os aconsejo ir hasta la preciosa Punta Campanella, que hace de punta en la península de Sorrento. Es un mirador estupendo, desde el que se divisa la isla de Capri.
En Sorrento, si vais en pareja, no os perdáis la oportunidad de bajar a cenar a alguno de los restaurantes del puerto. Con las vistas de la bahía y todo iluminado es una oportunidad muy romántica. La pizza y la pasta son sus especialidades, y para rematar los licores sorrentinos.
Sorrento es uno de esos rincones en los que disfrutar del paisaje. Miradores, atardeceres, estampas en las que los amantes de la fotografía van a gastar muchas, muchas fotos… Merece muchísimo la pena.
Foto Vía Vacation Culinary