Senegal es uno de los países con mayor variedad paisajística de toda África Occidental, con ecosistemas que van desde el desierto más seco hasta la selva tropical. En este país, que cuenta con una superficie de 196.190 kilómetros cuadrados, además de numerosas muestras de la cultura y tradiciones ancestrales locales, podemos disfrutar de una maravillosa naturaleza que, desde la sabana de acacias del Sahel, en el norte, hasta el manglar guineano, en la costa meridional, pasando por la sabana occidental y el mosaico de selva y sabana de Guinea, representa un verdadero compendio de la flora y fauna de gran parte del continente.
No en vano, el 8% del territorio está protegido en mayor o menor grado como parque natural, contando con áreas destacadas como el Parque Nacional de Niokolo-Koba, el Parque Nacional de las aves de Djoudj, el Parque Nacional de Langue de Barbarie, el Parque Nacional de las Islas de la Magdalena, el Parque Nacional del delta de Saloum y el Parque Nacional de la Baja-Casamance y reservas naturales como las de Guembeul, Bandia y Popenguine o el espacio marino protegido de Bamboung.
Un buen motivo para reservar un vuelo a Dakar es precisamente tener la oportunidad de visitar la capital del país, una moderna ciudad de 1,5 millones de habitantes con una arquitectura entre la modernidad y la historia, llena de mercados al aire libre, cafés y restaurantes donde podremos degustar la sabrosa gastronomía local, además de museos, galerías de arte y tiendas de artesanía repletas de objetos de recuerdo, antigüedades y arte africano; y naturalmente la proximidad a la costa, con playas de ensueño y miles de actividades deportivas y de ocio esperando nuestra llegada.
También vale la pena visitar alguno de los puntos turísticos más destacados del país, como Saly Portudal, Cayar y el Lago Rosa, Saint-Louis, Casamance, las no tan conocidas regiones del este del país o las islas del delta del río Saloum, en la frontera con Gambia.
Foto: Jeff Attaway