Santander, capital de la región de Cantabria, es una de las ciudades con más solera, desde el punto de vista turístico, de toda España. Ya desde el siglo XIX, las clases más acomodadas del país empezaron a fijarse en localidades costeras del Mar Cantábrico para lo que entonces se empezó a llamar «veranear». Los beneficios del agua marina, de la playa y del descanso comenzaban a hacerse populares en una tendencia que, ya en pleno siglo XXI, se ha extendido a la práctica totalidad de las clases sociales. De hecho, actualmente, y gracias a la existencia de multitud de vuelos baratos a Santander, acceder a esta preciosa capital y sus cercanías está al alcance de todos los bolsillos.
Ubicada en una de las bahías más hermosas del mundo, la ciudad aúna las características de una capital dinámica, en la que no falta de nada, con un entorno natural de gran belleza y monumentos de gran valor artístico y cultural. Sin ir más lejos, entre las visitas que no podemos dejar pasar, se encuentra la Biblioteca y Casa-Museo de Menéndez Pelayo, el Museo Municipal de Bellas Artes, la Catedral, que cuenta con una cripta atribuida al siglo XIII y un claustro del siglo XV; el Paseo de Pereda, el Puerto Chico y la Avenida de la Reina Victoria ofrecen al visitante los paisajes urbanos más pintorescos, y la Península de la Magdalena, un maravilloso parque que incluye el Palacio Real, residencia de verano de la Familia Real hasta 1930. La playa del Sardinero y su Gran Casino, y los museos, entre los que destacan el de Prehistoria y Arqueología y el Museo Marítimo del Cantábrico, completan este interesante y agradable paisaje.
Si disponemos de tiempo, también vale la pena visitar, en las proximidades de la ciudad, las áreas naturales de Liencres, Peña Cabarga y Cabárceno, las cuevas de El Soplao y Altamira o localidades cercanas como Santillana del Mar, San Vicente de la Barquera, Santoña -conocida internacionalmente por sus anchoas- o Castro-Urdiales.
Foto: Daniel Muñoz