Su nacimiento, auge y esplendor en el pasado siglo 18 fue producto de la fiebre, de aquellos miles de visitantes que llegaron en una loca carrera armados de palas y picos buscando el oro de California.
Afortunadamente para nosotros, no tenemos que estar afiebrados ni con los bolsillos llenos de oro para disfrutar de la ciudad de la bahía con bajo presupuesto y disfrutando de las bondades de su sistema de transporte para descubrirla y enamorarnos de la dorada San Francisco.
Basta abordar una embarcación turística o subir a uno de sus encantadores tranvías para que nos lleve de tour por sus calles, a disfrutar de un fantástico burrito de cualquiera de las taquerías del Mission District o tal vez una semblanza de vida silvestre contemplando los lobos de mar en Fisherman´s Wharf y sus ladridos… o perderse sin rumbo en cualquier rincón de la ciudad…
Por alrededor de 20 euros puedes conseguir un abono de transportes adulto válido por siete días en el sistema de tranporte público de la ciudad, incluyendo sus famosos tranvías y por alrededor de cincuenta euros dispones de un pase a la ciudad, el que además de lo anterior, incluye un paseíto en un barco turístico de los famosos Red and Gold Fleet y la entrada a varios de sus mejores museos, incluyendo La Academia de Ciencias de California, situada en el famoso parque Golden Gate. En los centros de información al visitante encontrarás mapas y guías de atracciones totalmente gratis, incluyendo las caminatas guiadas por la ciudad.
Cuando paseas por San Francisco puedes o no llevar flores en tu pelo y cantar a voz en cuello alguna melodía hippie de los 60´s, pero lo que no puedes olvidar es llevar calzado cómodo, ya que para conocer bien la ciudad, lo mejor es caminar y no sólo por una cuestión de bajo presupuesto, sino que para empaparse de sus lugares famosos, por ejemplo:
Disfrutar del sinuoso contorno de Lombard Street, entre Hyde y Leavenworth, apreciando sus empinadas curvas…
O tomar un paseo durante el día en el verde oasis del Golden Gate Park o a lo largo del kitch pero fascinante Fisherman’s Wharf. En el Pier 39 los lobos de mar ladran gratis, y unas pocas calles de allí te encontrarás con el Musee Mecanique y volverás a los viejos tiempos, incluyendo al viejo arcón que ríe. En el lado oeste del muelle está Ghirardelli Square, donde encuentras una colección de tiendas, restaurantes, una heladería y dos bodegas de vinos.
Desde el Wharf puedes coger la SF Muni Route 30, cambias a la ruta 28 en Laguna y Chestnut y llegas al extremo sur del famoso Golden Gate, ese el puente de las películas y símbolo de la ciudad.Y si quieres sentirte como en 1967, visita el Distrito de Haigh Ashbury; deléitate buscando entre le ecléctica variedad de tiendas de cosas para el pelo, boutiques, ropa de segunda mano, cafés y más tiendas de cosas para el pelo.
Si quieres un poquito de mar, no olvides vestirte con pantalones largos y una cazadora abrigada, incluso en verano y vete a Ocean Beach y contempla las ruinas de los baños Sutro, un antiguo placer terrenal. Finalmente no te olvides de recorrer Chinatown.
Estos son unos pocos rincones de la mítica ciudad de los tranvías y los terremotos, de las flores y la paz, mientras tarareas alguna de Janis Joplin. Si has estado, con seguridad me dirás que he olvidado muchos sitios y es verdad, porque San Francisco es un auténtico placer, que como los buenos, no acabas jamás de conocer y la mejor forma… caminando.
Foto: Aker