Rincones de Donostia

Rincones de Donostia 2

Coger uno de los vuelos a San Sebastian que salen desde muchos de los aeropuertos de España puede ser una buena idea para desconectar durante un fin de semana o puente. Y si ya hemos estado en la capital gipuzcoana seguramente aún nos queden muchas cosas que ver, y es que Donostia-San Sebastián está llena de rincones hermosos y con historia. Aquí expondremos algunos de los rincones a visitar para aquellos que ya hayan disfrutado de San Sebastián con anterioridad y quieran conocerlo más a fondo.

Estación del Norte. Desde hace casi 150 año que por aquí pasa la línea de tren que une Madrid y París. Más allá de esta curiosidad importante, hay que decir que la marquesina que hay sobre las vías la diseño el mismísmio Gustave Eiffel, el ideador de la famosa Torre Eiffel de París. Una vez hemos visto la estación del norte, podemos pasar la línea ferrea por el subterráneo y llegar al barrio Egía, concretamente al curioso parque de Cristina-Enea donde pavos reales caminan a sus anchas en un nostálgico bosque donado por el Duque de Mandas.

Puente de Santa Catalina. Uno de los puentes más desconocidos de la ciudad pero uno de los que más historia alberga. Según diversas referencias ya existía un puente de madera en este lugar allá por el siglo XIV. De hecho, aún sigue siendo uno de los puentes más transitados que une ambas orillas del río Urumea.

Jardines de Okendo. El jardín lo preside la estatua del almirante Antonio de Oquendo, estatua hecha con bronce reciclado de los cañones que empleó en sus guerras. De hecho la estatua y el parque se erigen como punto central de dos de los edificios emblemáticos de San Sebastián, ambos inaugurados en 1912 y que no son otros que el Teatro Victoria Eugenia y el Hotel María Cristina.

Paseo de Francia. El exponente de la Donosti romántica se constituye de siete palacios con influencia francesa y las aguas del Urumea. Pese a lo céntrico de su ubicación es una zona tranquila, perfecta para pasear y observar que en la otra orilla se encuentra el paseo de los Fueros. Cuando el río aún se encontraba sin encauzar esta zona estaba llena de marismas y arenales. Si llegamos al final del paseo nos encontraremos con el edificio de La Equitativa, un claro ejemplo de la construcción donostiarra de los 30.

En fin, Donostia-San Sebastián posee rincones para todos los gustos, rincones que enaltecen el espíritu burgués de la ciudad y son ejemplo del amor de las clases altas por esta ciudad.