Suiza es un país hermoso, eso no se puede negar. Además, guarda miles de secretos. Uno de los enclaves más idílicos es precisamente la ribera suiza del Lago Leman, en la ribera norte y enclavado en un paisaje Alpino. Las ciudades de Ginebra y Montreux delimitarán el viaje que recorre la ribera norte, un impresionante paisaje de viñedos interrumpidos por pueblos y castillos medievales. La ribera suiza del lago Leman o de Ginebra es el mayor de Europa occidental y fascino a la aristocracia del siglo XIX y también a los artistas e intelectuales de la época.
Los aristócratas venían atraídos por la bonanza del clima y los segundos seducidos por la armonía del paisaje. Siguiendo la forma de una media luna, el recorrido de 90 kilómetros entre Ginebra y Montreux es una sucesión eterna de postales idílicas.
De hecho, el agua del lago contrasta con las cimas de los Alpes y del Jura, que emergen a lo lejos y Ginebra es una ciudad cosmopolita. En una orilla de la ciudad se encuentra la ciudad moderna y, en la otra, el centro histórico, cuyo corazón es la plaza Bourg-du-Four, el mismo lugar donde se colocó el foro romano y el mercado medieval.
Tras tener que abandonar Ginebra con mucha pena dirección Lausana, pronto veremos los parajes neta o puramente suizos, las laderas cubiertas de viñedos y los Alpes de fondo. Construida sobre una escarpada colina, la ciudad de Nyon cuenta con numerosos alicientes pese a su reducido tamaño. Aquí podemos ve una fortaleza del siglo XII, mansiones del XVIII y el Museo Leman, dedicado a difundir la naturaleza y cultura de la región.
Nuestra ruta seguirá junto a los viñedos de La Côte, la mayor zona vinícola de Suiza. Entre Morges y Lausana el lago nos parecerá un surrealista lago azul, punteado de veleros, windsurg y canoas, donde de vez en cuando atraviesa algún que otro barco que va de punta a punta. Lausana, la capital del cantón de Vaud, ciudad universitaria y sede del Comité Olímpico, se nos aparecerá sin sobresaltos.
La catedral de Notre Dame es uno de sus atracciones más importantes, toda una joya gótica en plena Suiza. El castillo y el museo, junto al parque Olímpico completarán su visita. Más allá, Montreux es una ciudad balneario exquisita que, ya en el siglo XIX, fue uno de los destinos más preferidos de la aristocracia y burguesía europea. Los castillos y pueblos fortificados se erigirán en la región según su importancia estratégica.