¿Una ciudad con encanto, llena de magia y nostalgia, atravesada por un laberinto de calluejelas empedradas y con vistas al océano?. Dejaros que os diga que vuestra pregunta tiene respuesta en el nombre de Lisboa. Precisamente hoy os queremos demostrar el porqué de esta afirmación, parándonos un momento en responder a qué ver en Lisboa.
– Catedral de Lisboa
No será para muchos la más bonita de Europa, pero la Catedral de Lisboa es la más antigua de la ciudad, ya que data del siglo XII. A simple vista os parecerá una fortaleza, pero el interior es impresionante, sobre todo el claustro, que alberga restos romanos, árabes y medievales, y la sala del tesoro, con joyas y reliquias de la historia portuguesa.
– Monasterio de los Jerónimos
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1983, se construyó durante el siglo XVI y es una de las visitas imprescindibles de la ciudad. Se construyó para conmemorar el regreso de Vasco da Gama desde la India. No iros sin visitar la iglesia, con las tumbas de Vasco da Gama y Luis de Camoens, y el claustro, mucho más bonito que el de la catedral, en el que se halla la tumba del poeta Fernando Pessoa.
– Torre de Belem
Junto al anterior monasterio, también fue declarada en 1983 Patrimonio de la Humanidad. Se construyó entre 1515 y 1519 y ha servido como torre de defensa, servicio de aduanas y faro. Es uno de los símbolos de Lisboa y cuenta con cinco pisos y una terraza unidos por una escalera de caracol. Se puede subir a ella y tener unas vistas del río Tajo y la ciudad muy interesantes.
– Monumento a los Descubrimientos
Este monumento se construyó en 1960 para conmemorar el 500 aniversario de la muerte de Henrique el Navegante. Se trata de un conjunto escultórico en el que se puede ver al propio Henrique junto a otras 33 figuras. A ambos lados se halla el escudo de Portugal, y a los pies una enorme rosa de los vientos de cincuenta metros de diámetro. El monumento tiene una altura de unos 52 metros, y se puede subir a él a través de un ascensor interior.
– Castillo de San Jorge
Situado en la cima de la colina de San Jorge, originalmente fue construido en el siglo V, aunque su aspecto actual le fue dado en el siglo IX por los musulmanes. Allí vivieron los reyes de Portugal entre los siglos XIII al XVI. Cuenta con once torres, un museo, un bar y un restaurante, por lo que para visitarlo tenéis que planificarlo bien porque es bastante grande.
– Barrio de Chiado
Estamos en el barrio intelectual de Lisboa desde el siglo XVIII. Sus calles y plazas están llenas de cafés, tiendas de libros, teatros y algunas tiendas de moda. No perderos el Café A Brasileira, con la estatua de Fernando Pessoa, además del Museo Chiado, el Teatro Nacional de Sao Carlos y el Convento do Carmo. Un lugar que por las noches tiene mucha animación.
– Barrio Alto
Pegado al Chiado, es el lugar al que tenéis que ir para vivir la noche en Lisboa, tanto para entrar en sus discotecas, como para cenar tranquilamente en alguno de sus restaurantes. Lleno de tiendas, cafés y miradores, es uno de los barrios más emblemáticos de la ciudad. La Plaza Luis de Camoes y el Jardín de San Pedro de Alcántara son sus joyas.
– Alfama
El barrio por excelencia de la Lisboa antigua y tradicional. Aquí viviréis a la verdadera Lisboa, a la que llora cada noche con el llanto de látigo de un fado, la de sus tiendas y restaurantes tradicionales. No perderse el Museo del Fado, precisamente, los miradores hacia el Tajo, la Casa dos Bicos y el Panteón Nacional de Santa Engracia.
No puede faltar en nuestra visita a Lisboa pasear por el centro histórico de la ciudad, disfrutando de calles y plazas como la del Comercio, la más importante de Lisboa, la Plaza del Rossio, la más animada, la Plaza del Marqués de Pombal o la Avenida da Liberdade, ejemplos de la Lisboa moderna.
Cualquiera que sea el lugar donde tengáis vuestros hoteles en Lisboa será ideal para moveros por la ciudad. Para ello nada mejor que montaros en sus clásicos tranvías. Una visita a Lisboa sin subiros en ellos no habrá tenido nada de especial.
Foto Vía Trekearth