La Habana, Cuba, es una de las ciudades más mágicas del mundo. El ambiente que se respira, el carácter de la gente, su forma de vida, hacen que esta ciudad nunca defraude para el viajero. Si todavía no has estado, merece la pena buscar uno de los vuelos baratos a La Habana y pensar en este destino para un próximo periodo vacacional largo.
La capital cubana está llena de rincones mágicos, únicos, maravillosos como el que hoy presentamos. Es la plaza de la Catedral, ubicada en La Habana Vieja, uno de los lugares más antiguos de la ciudad. Se ubica saliendo del Castillo de la Fuerza Real y siguiendo los pasos de la calle Mercedes, justo en el lugar en la que se juntan esta calle, la de San Ignacio y el Empedrado. Como curiosidad, este lugar no siempre ha sido así, y es que a finales del siglo XVI el lugar se denominaba como La Cienaga, ya que se ubicaba en un nivel inferior en un espacio cenagoso.
Hasta aquí llegaba en la época la Zanja Real, un canal abierto daba de beber a la ciudad. En 1587, el cabildo de La Habana mandó construir en el lugar un aljibe que aproximadamente un siglo después fue la que abastecía de agua a la primera casa de baños de la ciudad, ubicada en una de las esquinas de la actual plaza. Hoy día los baños se han convertido en una galería de artesanía.
Gracias a las obras para construir la casa de baños, la ciénaga acabó por desecarse, lo cual dejó a la vista un espacio público que empezó a ser utilizado por los vecinos como dominio público de forma natural. Hubo varios episodios de intentos de apropiación de terrenos, por lo que el rey de España dictó una cédula diciendo que era un espacio común.
Es a partir de entonces cuando empieza la transformación del lugar en lo que actualmente conocemos. A medida que pasaba el tiempo empezaba a edificarse el lugar y ya a finales del siglo XVII el obispo Diego Evelino Compostela mandó construir una pequeña ermita dedicada a San Ignacio. Fue el embrión para la construcción de la actual impresionante iglesia y el Real Colegio.
Todas estas vicisitudes históricas parece que aún se palpan en el ambiente, pues el lugar aún es una plaza tranquila, sin mucho movimiento y muy próxima, incluso romántica. La iglesia acoge al visitante como abrazándolo y las galerías de los lados de la plaza le dan un toque especial a la plaza de la Catedral.
También podremos ver una estatua de Antonio Gades, bailarín y coreógrafo español amante del lugar.
Foto Vía: Martin Burns