Quienes visiten Valladolid y deseen descubrir la riqueza de su patrimonio arquitectónico y artístico no pueden dejar pasar la oportunidad de conocer uno de los símbolos del mismo: el Palacio de los Condes de Benavente, que tiene el privilegio de haber sido escenario clave en la vida de importantes reyes y miembros de la realeza española.
En la primera mitad del siglo XVI, concretamente en el año 1515, fue cuando dieron comienzo las obras de construcción de esta vivienda palaciega que se enmarca dentro del estilo renacentista y que se caracteriza por haber sido una de las más importantes de este tipo que existieron en la capital castellanoleonesa.
Un lugar aquel que, como hemos mencionado anteriormente, jugó un importante papel dentro de la historia real de nuestro país pues en él residieron los monarcas Felipe III y Felipe IV. Pero no sólo eso, además en este Palacio de los Condes de Benavente nacieron Ana de Austria, reina de Francia tras su matrimonio con Luis XIII, y la Infanta María, hija del mencionado Felipe III.
Como residencia oficial de la realeza, como sede de las Cortes Generales, como hospicio e incluso como biblioteca, que es como ejerce hoy, esta edificación señorial ha ejercido a lo largo de los siglos ofreciendo así un importante servicio a todos los vallisoletanos. Ciudadanos estos que así han convertido en parte de su vida a la misma.
Su fachada principal, realizada en piedra y protagonizada por los escudos de los Condes-Duques de Benavente, así como su patio central, de forma circular y marcada estilo renacentista, son dos de las principales señas de identidad de este palacio insigne de Valladolid. Un monumento, catalogado como Bien de Interés Cultural, que no hay que dejar de conocer si se visita esta ciudad.