Cualquier turista que llega a París incluye una visita al museo más importante que existe en la ciudad, el Museo de Louvre, que ha alcanzado fama mundial por la amplia colección de “joyas” artísticas que posee. Pero, no sería justo determinar que este es el único centro expositivo de interés en la capital francesa.
Así, por ejemplo, también se recomienda planificar una visita al Museo de Orsay, donde se pueden descubrir algunas de las mejores obras de las artes plásticas del siglo XIX, haciendo especial hincapié en el Impresionismo. Un movimiento artístico este donde toma un absoluto protagonismo la luz pero donde también se apuesta por captar el instante en todo momento.
Una de las principales señas de identidad que tiene este centro cultural de París que ahora nos ocupa es que tiene como sede una antigua estación de ferrocarril de ahí que disponga de estructuras de hierro, propias de aquella edificación. De esta manera, cualquier visitante que acuda a él no sólo puede disfrutar de las diversas colecciones que conserva sino también de esa apariencia diferente a la de otros centros de similar temática.
Escultura, pintura, fotografía o arquitectura son concretamente algunas de las artes que toman protagonismo en dicho lugar y lo hace a través de algunos de los trabajos más significativos de personajes de la talla de Manet, Degas, Toulouse-Lautrec, Gauguin, Bonnard, Lewis Carroll o Munch, entre otros.
Si hubiera que destacar algunas de las obras más significativas que se conservan en el Museo de Orsay podríamos subrayar, por ejemplo, a “The Source” de Jean Auguste Dominique Ingres, “Danza en el país” de Pierre Auguste Renoir o “La Iglesia de Auvers-sur-Oise” de gran Vincent van Gogh.