Para los viajeros que piensan que lo han conocido todo en la ciudad imperial de los Incas, les quiero mostrar dos lugares que estoy segura muy pocos tienen conocimiento. Se trata de dos lugares en donde el pasado pareciera ha cobrado vida.
De un lado, Moray, un territorio en donde se encuentran círculos concéntricos gigantescos utilizados por diferentes culturas y cuyo objetivo principal fue la siembra de alimentos que en esta zona del territorio eran imposibles de cosechar.
De hecho, por encontrarse en un clima seco como son los Andes, era impensable que se pudiera sembrar alimentos como papa o el maíz. Sin embargo, aprovechando los diferentes climas que se dan en estos andenes circulares, los antiguos sí lograron una cosecha perfecta.
Por otra parte, Maras que se encuentra a unos nueve kilómetros de Moray resalta por poseer un color blanquecino que impacta desde lo lejos. De hecho, Moray es una mina de sal natural que se utiliza desde tiempos prehispánicos.
En Maras, encontrarán casi tres mil pozas de aproximadamente unos cinco metros de cuadrados. Esta es una fuente natural que brota de la misma tierra y se encuentra en la cima de una colina que toma el nombre de esta mina.
De esta manera, cuando el agua se evapora, la sal aparece en una finísima capa que puede alcanzar los 10 cm de altura; un proceso que dura aproximadamente un mes.
Para los viajeros que deseen conocer Cuzco, les recomiendo agregar al tour a estos dos atractivos turísticos que usualmente no están dentro de las opciones que brindan las agencias de viaje pero que resultan muy interesantes y tradicionales.
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