A veces, las combinaciones aéreas nos hacen estar más de lo debido en una ciudad, es decir, tener que pasarnos más de un día en una ciudad. Si este hecho tiene como destino intermedio de los vuelos Madrid, ¿qué mejor que conocer la ciudad? Se trata de aprovechar un día que seguramente tiraríamos a la basura en una ciudad tan hermosa como Madrid.
Si llegamos por la mañana y tenemos el siguiente vuelo por la noche, podemos ir directamente hasta la Puerta del Sol y observar el km. 0 de las carreteras españolas y símbolo de las luchas del 15-M. Para desayunar podemos dirigirnos hasta la calle Arenal y desayunar algo típicamente madrileño: chocolate con churros.
Desde ahí podemos ir dando un paseo hasta el Teatro Real y el cercano Palacio Real y la Catedral de Nuestra Señora de la Almudena, seguramente uno de los lugares más famosos y visitados de la capital española. Con tal de seguir conociendo la monumentalidad madrileña, el siguiente paso puiede ser ir a conocer el Madrid de los Austrias. Para ello hay que volver para el centro y visitar la Plaza Mayor para después salir de la plaza por el Arco de Cuchilleros y perdernos en las estrechas calles de la zona.
Seguramente ya será hora de ir a comer así que no podemos descartar comer un potente cocido madrileño en la zona o algo más ligero o exótico en los varios restaurantes de la zona.
Si aún tenemos tiempo, podemos ir a disfrutar uno de los grandes museos de Madrid, a saber, el Prado, el Museo de Arte Reina Sofía o el Museo Thyssen-Bornemisza.
Ya será hora de volver al aeropuerto, pero si no es el caso, si nuestro vuelo sale de madrugada podemos echar un último vistazo a la ciudad por algunos de los lugares más emblemáticos de la capital. La Fuente de la Cibeles, la Puerta de Alcalá, el Parque del Retiro y la Gran Vía pueden ser un final apoteósico para nuestra fugaz visita a la ciudad de Madrid.
Foto Vía: Marrovi