La ciudad turca de Estambul es uno de los destinos mundiales que cada año recibe más visitas de turistas y es que la misma está dotada de una magia y un embrujo que le otorgan un halo de misterio al que nadie quiere resistirse. Por eso, cada vez son más las personas que optan por buscar ofertas de vuelo a Estambul para marcharse unos días en los que disfrutar de los encantos de la antigua Constantinopla.
La Iglesia de Santa Sofía o la Mezquita Azul son dos de los monumentos que ningún viajero deja pasar la oportunidad de conocer pero este tiene que saber que otras de las edificaciones más importantes y singulares de la urbe son sus palacios.
Sin duda alguna, el Palacio de Topkapi es el más sorprendente de cuantos existen en esta tierra y lo es tanto por su belleza arquitectónica y decorativa como por el pasado tan importante que tiene a sus espaldas. Y es que por algo fue en otro tiempo el centro de poder del Imperio Otomano.
A mediados del siglo XV fue cuando se comenzó la construcción de esta edificación palatina y se hizo tomando como terreno un enclave ideal desde el que se pueden apreciar unas vistas espectaculares del Bósforo. En concreto está situada entre el Mar de Mármara y el famoso estuario del Cuerno de Oro.
El Patio de Ceremonias, la Biblioteca de Ahmed III, los establos reales o el Tesoro, una de las colecciones de joyas más impresionantes del mundo, son los espacios que destacan en dicho edificio.
No obstante, además del citado, hay otro Palacio que es también de obligada visita. Nos estamos refiriendo al de Dolmabahçe, que se erigió a mediados del siglo XIX y que tiene el privilegio de ser el primero de estilo neobarroco que se levantó en Estambul.
Su escalinata de cristal y la habitación de Atatürk son dos de sus principales atractivos, sin olvidar la colección más grande del mundo de candelabros realizados en cristal de Bohemia.