Cuando visitéis París, no sólo os dejéis embaucar por el stress de visitar todos los monumentos y museos que la capital francesa tiene para ofreceros. Otro de sus verdaderos encantos lo tenéis que guardar para sentaros en sus cafeterías y ver pasar el mundo. París tiene algunos de los cafés más hermosos y famosos del mundo, llenos de historias y curiosidades.
Son muy fáciles de encontrar. Los franceses han convertido en arte el sentarse a tomar un café, el tener una conversación íntima tras el humo de las tazas o la simple lectura de un libro al arrullo del olor a caliente. En cada esquina hay un café que nos invita a ello. Algunos de ellos son para no perdérnoslo. ¿Les echamos un vistazo?.
Les Deux Magots está sumido en la historia intelectual de París. Dos figuras de madera aparecen allí sentadas, como testigos perennes de los encuentros en esta cafetería de aquellos dos comerciantes, los Deux Magots que dan nombre al establecimiento. Durante el siglo XX esta cafetería se convirtió en uno de los centros virtuales de todos los intelectuales del mundo. Ernest Hemingway, Jean Paul Sartre, Simone de Beauvoir y Antoine de Saint Exupery fueron habituales en ella. En temporada alta suele estar llena de gente, así que acercaros prontito.
Disfrutar aquí de los lujosos desayunos con croissant y una taza de rico chocolate caliente, la mejor manera de empezar el día. Si venís hasta aquí en los fríos meses de invierno, calentaros un poco con una copita de whisky tradicional caliente de la casa.
Café de Flore es otra quintaesencia del café bohemio parisino. Fue el hogar de una gran cantidad de poetas y artistas que formaron el movimiento surrealista, así como los existencialistas Mario Camus, y más tarde los cineastas que crearon la nueva ola francesa. De un tiempo a esta parte se ha convertido en el café favorito de la jet set internacional. La gente más chic acude aquí para probar sus croque monsieur, croissant de jamón y queso al estilo francés, y sus cócteles de champán con sabor a frambuesa o melocotón.
Les Deux Molins es un poco más reciente que los dos anteriores. Es el lugar ideal para los amantes de la película Amelie. Está situado en el barrio de Montmartre, y tiene un aspecto acogedor e íntimo. Sirve café y comidas tradicionales, incluso hamburguesa con patatas fritas. Sentaros en la terraza de fuerz, si hace buen tiempo, y disfrutar de las vistas.
Otro café inspirado en una película es Rosebud. De él surgió la obra de Orson Welles Ciudadano Kane. Es el lugar perfecto para charlar delante de una copa de whisky por la noche. También se pueden pedir cócteles de todo tipo. Aquí sí se recomienda vestir un poco más elegante. Del menú os aconsejamos el chili con carne.
Foto 1: Utazas Nyaralas
Foto 2: Tripadvisor