Lisboa ha ganado terreno en los últimos años y ya se sitúa como una de las más visitadas de todo el mundo. Quizás sea por el encanto de su historia, de sus barrios, de sus calles empinadas… pero es totalmente recomendable para desconectar y entrar en un atmósfera de calma y cierto romanticismo.
Realizar viajes a Lisboa es muy cómodo y rápido actualmente, puesto que la mayor parte de las compañías aéreas low cost llegan a ella y se ofrecen ventajas con reservas a hoteles del centro bastante económicos.
Para visitar, tenemos diversas opciones, especialmente si vamos en fin de semana. Tanto el barrio de Alta como Baixa ofrece mucha historia con rincones bellos. Nos detendremos en el ascensor de Santa Justa, que podemos ver en ambos barrios y que, además, nos llevará de un lugar a otro. Al subir llegamos a un mirador que nos ofrece espectaculares vistas a la ciudad.
En Alfama encontraremos variados restaurantes y bares donde probar las excelencias de la cocina portuguesa: el bacalao, las sardinas, el vino verde, los pastelitos… a precios muy asequibles. En este barrio también abundan los locales donde escuchas fado. Ese cante triste y melancólico, pero con gra potencia. Reserva antes tu lugar porque suelen llenarse del todo, sobre todo durante el fin de semana. Aconsejamos cenar en un restaurante del centro y luego ir a algun local a tomar una copa y dejarnos impregnar por el fado, sale realmente más económico.
El barrio de Belém es digno de ser visitado. Allí encontramos la torre, cercana al río Tajo y el monasterio de los Jerónimos de Santa María de Belém, nombrado patrimonio de la Humanidad. Si lo que queremos es ver una parte algo más nueva, recomendamos la zona del Parque de las Naciones, donde se realizó la Exposición Internacional del 1998 también junto al río Tajo.
Foto: Marcaos