Viajar a Portugal es siempre fascinante. Lisboa, su capital, ofrece muchos atractivos para el turista que quiere vivir nuevas sensaciones, pero también relajarse. En la ciudad se detiene el tiempo, porque no hay lugar a las prisas, gracias a una atmósfera siempre de quietud.
Entre los hoteles en Lisboa los hay de diferentes tipo, algunos de los más importantes están ubicados en pleno centro (Baixa y Chiado) desde donde ir andando a todos sitios. Pero si el establecimiento está algo retirado, siempre podemos coger el metro, autobús o tranvía que nos llevará en 10 min, al castillo, al casco histórico o al barrio de Belém.
Lisboa es pasión y es llanto. Ello queda protagonizado por su canto más universal, el fado, una de las principales atracciones que puedes escuchar en salas de conciertos y restaurantes. Los lugares donde escucharlo son algo caros, pero vale realmente la pena dejarse embriagar por esta singular música que nos emocionará.
Para ir de la zona de Baixa a Alta, es vital coger el famoso Ascensor de Santa Justa, toda una atracción turística. El ascensor nos lleva hasta arriba desde donde se ven amplias vistas de toda la ciudad. Aunque es inevitables bajar y subir calles porque en Lisboa prácticamente todos sus barrios hacen pendiente.
Recomendamos ir hasta el castillo y disfrutar de los rincones de nuestros antepasados. Un paseo por este barrio también es aconsejable porque nos lleva hasta la Alfama donde hay monumentos de interés, siendo un barrio popular lleno de casas bajas de trabajadores.
Aunque algo retirado la zona del campo de las naciones, donde se realizó la exposición universal en la ciudad es, quizás, una de las zonas más modernas y cosmopolitas, llenas de pabellones y edificios vanguardistas. Un barrio que nos recuerda al forum barcelonés y que permite contemplar el río Tajo y los puentes que nos lleva hacia otras poblaciones.
Foto: marcaos