Incluso para los viajeros más independientes e intrépidos es difícil abstraerse al sueño idílico que producen las islas Maldivas. Si lo analizamos con cierto recelo podemos asegurar sin equivocarnos que alcanzar este paraíso puede llegar a ser de lo más aburrido o que podemos encontrar el mismo sosiego en otros lugares del mundo por mucho menos dinero. Cierto, pero es casi imposible evitar esta bella tentación que además ha conseguido en los últimos tres años todos los premios mundiales como mejor destino turístico romántico y de relax.
También puede suceder que al margen de nuestros instintos viajeros debamos sucumbir a los deseos de nuestra pareja, cuyo sueño de toda la vida ha sido la de pasar su luna de miel en las Maldivas.
El problema más serio de estas casi 2000 islas de ensueño situadas en el océano Indico (de las que apenas el 10% están habitadas) es el precio que debemos pagar por el capricho, especialmente si el antojo (ya sea propio o ajeno) pasa por alquilar una de esas cabañitas tan monas que cuelgan sobre el mar. Y es que por muchos catálogos que veamos nunca conseguiremos bajar de los 2500 euros por persona (incluyendo el vuelo), aunque la choza en cuestión no tenga televisión, ni aire acondicionado o se trate de un hotel de tres estrellas. Dormir sobre un fondo turquesa cristalino mientras pasean bajos nuestros pies las rayas o las tortugas marinas debe pagarse a precio de oro.
Lo fácil es tener el dinero o una buena línea de crédito, coger un catálogo y dejarse llevar. Puestos a pagar la mayor parte de las diminutas islas están ocupadas por las más prestigiosas cadenas hoteleras de todo el mundo: a partir de 3.500 euros por persona es posible tener la cabaña de madera, una bañera de hidromasaje sobre el mar y todas las comodidades que puedas imaginar.
Para los que quieran sacrificarse un poquito y soportar alguna que otra mínima incomodidad en el viaje les propongo disfrutar de las mismas playas, del mismo agua, de las mismas tortugas, de la cabañita de madera y de algunos de los atardeceres más bellos del mundo por unos 1500 euros por persona, una semana, vuelo, traslados y pensión completa. Y este último detalle es importante, no podemos olvidar el régimen alimenticio que vamos a coger a la hora de contratar nuestro viaje porque de nada sirve el tener en nuestra habitación una nevera si el supermercado más cercano está a 40 minutos en hidroavión. Aquí, en Las Maldivas, o coges la pensión completa o llevas una maleta cargada de euros para ir a comer cada día a otra isla y en otro hotel. O en un yate de lujo mientras preparas una inmersión entre tiburones.
Queremos sentirnos como Robinson Crusoe y cumplir el sueño de nuestra pareja. A su vez pretendemos evitar la ruina y ahorrarnos un buen dinero para otros viaje…estos son mis consejos:
1.- Con muchos meses de antelación busca el vuelo a Male (código de aeropuerto MLE) desde Londres. Lo más económico e interesante por los servicios que prestan a bordo es el vuelo directo de Sri Lankan Airlines. Con unos cinco meses de antelación se pueden conseguir por unos 750 euros por persona. Es la mejor opción ya que el precio normal de este vuelo desde España o desde cualquier otra ciudad europea (incluso si lo intentamos con Condor desde Frankfurt) es de unos 1200 euros.
2.- Como el vuelo sale desde Heatrow y el monopolio de este aeropuerto lo tiene British Airways (no lograremos encontrar vuelos de conexión por menos de 230 euros desde España), lo más económico pasa por cualquier vuelo low cost a los otros aeropuertos ingleses. De esta forma el billete de ida y vuelta a Londres nos costará menos de 80 euros. Le sumaremos otros 40 euros para conectar por autobús con Heatrow. Esta será la parte más incómoda del viaje, pero tendremos una semana para relajarnos.
3.- En Maldivas reservaremos en el Paraíso de Embudu (“el último paraíso en la tierra” como reza su eslogan). La islita más alternativa y económica. Una cabañita sobre el mar, con todas las comodidades, suelo de cristal y pensión completa nos puede salir por poco más de 1000 euros las dos personas. Y si estamos dispuestos a rechazar el waterbungalow e incluso la televisión el precio puede ser más bajo que en un hostal de Cuenca reservando la habitación más sencilla.
Fotos: Flickr