Lago Titicaca, llena de leyendas y hermosuras

Lago Titicaca, llena de leyendas y hermosuras 2

En el mundo hay lugares que tienen que ser visitados sí o sí. Sin duda el Lago Titicaca y su entorno es uno de ellos, por lo que si todavía no tenemos un plan para el verano estaría bien ir mirando diversas ofertas de viaje.

Puno fue el origen de la civilización que habitó estas tierras antes de la colonización de los Españoles, de los Tiahuanaco, precusora de la cultura actual de los Aymara y cuyo pasado remoto se dibuja a base de mitos y leyendas. Pero más allá, en Puno también se pueden visitar monumentos más tradicionales como la Catedral, de estilo barroco y levantada en el siglo XVIII. Dentro se conservan aun algunas pinturas de la famosa escuela cuzqueña que merecen mucho la pena. Otros lugares a visitar son la iglesia de San Juan Bautista y la casa de Lemos, una hermosa mansión del siglo XVII.

La ciudad de Puno se encuentra en un lugar llamado Pequeño Lago, en la orilla del noroeste del Titicaca. Sus lugareños atribuyen a la formación de este lugar a una leyenda, y es que cuentan que Qullana Awki tardo siglos en dar forma a la Tierra, al cielo, a los animales, a los mares, a las plantas y a los humanos, y que una vez terminado se retiró a vivir y descansar a una de las montañas más grandes y hermosas del altiplano, lugar desde donde se dominaba toda la región. Antes de partir a las alturas, Qullana Awki dejó una condición a los humanos, que nunca jamás deberían subir a la montaña sagrada donde él se retiraba.

Por aquel entonces, en las islas recónditas del lago habitaba un ser maléfico, Awka, que hizo que toda la gente creyera que todo aquel que usurpara la montaña adquiriría la condición de un ser supremo. Se supone que no fueron pocos los que probaron alcanzar la gloria y fortuna que Awka les prometió y escalando las laderas del monte sagrado lo único que consiguieron fue hacer enfadar a quien les creo. A modo de castigo, Qullana Awki despertó a pumas enfurecidos que devoraron a todo el mundo y tras tal consecuencia, Inti, el padre Sol, lloró durante cuarenta días y cuarenta noches, con las lagrimas del cul se formó un lago donde se ahogaron los pumas. Algunos que se salvaron llamaron al lago Qaqa Titinakawa, que vendría a ser algo así como “Ahí están los pumas grises”.

En fin, una región misteriosa y atractiva, lugar de veneración a creadores y dioses de otra época y donde podremos visitar increíbles formaciones geológicas poco comunes en el mundo.

Foto Vía: Incacity