Se le conoce como una de las concentraciones religiosas que más gente reúne en todo el mundo, la procesión del Señor de los Milagros es uno de los ejemplos de fe que congrega a miles de devotos católicos en una marcha que ya lleva unos 300 años de vida.
Todo comenzó cuando en 1655 un terremoto desbastó la ciudad de Lima casi por completo, dejando una única pared viva, es decir un muro que resistió dicha catástrofe y donde se encontraba pintada la imagen de Cristo.
Años después, Antonio León descubrió la imagen y le construyó una pequeña ermita, comenzando un culto que fue tan extendido en Lima que se convirtió en una manifestación que empezó a llamar la atención de las autoridades católicas quienes obviamente lo vieron con malos ojos.
Así, desde España se mandó a borrar tal imagen, sin embargo, cuenta la historia que los encargados de hacerlo simplemente no pudieron hacerlo y cuando el mismo Conde de Lemos, virrey del Perú por esas épocas, fue a verla decidió conservarla debido a su extrema belleza.
Con los años, esta sagrada imagen adquirió un templo propio, un monasterio y hasta una hermandad de cargadores, cantoras y sahumadoras, al mismo tiempo que los fieles fueron aumentando de cientos a miles.
Hoy en día, los fieles celebran esta procesión desde el 18 al 28 de octubre de cada año. Un rito de carácter invariable en donde también se pueden apreciar en las calles de Lima, muestras de la exquisita culinaria peruana, como turrones, miel de chancaca, jirones de harina, entre otras.
Imagen: Favianna