Canales, bicicletas, tranvías, el Barrio Rojo… Amsterdam es una ciudad llena de un encanto particular. La animación de sus calles es uno de sus grandes atractivos. Da lo mismo que sea un día laborable o un fin de semana, toda la ciudad se llena de turistas y lugareños que disfrutan de sus bares, restaurantes, tiendas y otros rincones.
Hay calles y plazas que no son tan conocidos pero que sin embargo resultan de visita imprescindible para cualquier viaje a Amsterdam. Uno de estos enclaves sería el Spui, una pequeña plaza situada en la Nieuwe Zijde o Zona Nueva, junto al famoso canal del Singel. Precisamente hasta finales del siglo XIX la plaza formaba parte del canal, hasta que se diseñó tal como es hoy.
La plaza del Spui es uno de los claros ejemplos de la tremenda animación que vive la ciudad a cualquier hora del día. Es un lugar que siempre está lleno de gente, y de todas las edades. Allí veremos bares, cafeterías y muchas tiendas, especialmente librerías. El bullicio se concentra sobre todo a la hora del almuerzo (que en los Países Bajos suele ser a las 13.00 horas) y por la tarde.
Las librerías de la plaza, posiblemente las mejores y más antiguas de la ciudad, y el mercado de libros antiguos y de ocasión que se celebra en ella todos los viernes ha hecho del Spui una de las zonas bohemias e intelectuales de Amsterdam. No es extraño ver muchos jóvenes, estudiantes y artistas callejeros, gente sentada en los bancos o las terrazas leyendo o escribiendo, y turistas que simplemente contemplan las vistas de estos bohemios.
Símbolo de esta plaza, y una de las imágenes más características de Amsterdam también, es la pequeña estatua del Het Lieverdje, que representa a Carol Kneulman, un golfillo de las calles de Amsterdam. A pesar de su carácter casi satírico, representa a la juventud de la ciudad. Una foto junto a la silueta de la estatua es imprescindible si estáis por aquí.
Acercaros el domingo por la mañana a esta plaza para disfrutar también de su mercado de arte. Después podéis tomar el aperitivo o comer en cualquier terraza. Para hacerlo más pintoresco, os recomendamos el número 18, el Café Hoppe, un local que lleva funcionando desde hace más de 300 años.
Foto Vía Maarten Shipper