Cuando uno llega a Fez descubre su horizonte atravesado por el imponente minarete de la Mezquita Kairaouine. No en vano es la segunda mezquita más grande de Marruecos, tras la abrumadora Mezquita de Hassán II que se halla en Casablanca. Este minarete de Fez data de mediados del siglo X, lo que representa el monumento musulmán más antiguo que se conserva en la ciudad.
La Mezquita de Karaouine en sí es posiblemente el lugar más sagrado de Fez. Una pena que los no musulmanes no podamos admirar la belleza del interior, pero así lo regula la religión islámica precisamente por su carácter sagrado. Fue construida a mediados del siglo IX gracias a las donaciones de Fátima al-Fihri, hija de un rico refugiado tunecino en la ciudad. En agradecimiento por la acogida, la hija se gastó buena parte de su fortuna en construir una mezquita para la comunidad tunecina de Fez.
La mezquita que podemos ver actualmente data principalmente de los trabajos de reconstrucción llevados a cabo en el siglo X por Abd Er Rahman III, califa de Córdoba, junto con una posterior reconstrucción en el siglo XII realizada por los almorávides.
Aunque no se pueda acceder al interior (a menos que seais musulmanes) sí que veréis a algunos turistas asomados a la puerta de la mezquita. En su interior se halla un patio con dos magníficos pabellones construidos en el siglo XVI, muy parecidos al Patio de los Leones de la Alhambra, ya que los artesanos que trabajaron en él se inspiraron en el granadino.En el centro del patio hay una fuente grande y dos más pequeñas, con pórticos a ambos lados que datan del siglo XVII.
Este patio es el que, en verano, sirve como lugar de oración, ya que incluso tiene su propio mihrab justo enfrente de la entrada principal. Detrás del mihrab podemos ver un enorme panel de madera de cedro, decorado con hexagramas, y que cuenta con una estrella de seis puntas, símbolo de la mezquita.
Una vez atravesado el patio se encuentra el pasillo que nos lleva a la sala de las oraciones. Si tuviéramos la oportunidad de verla descubriríamos un mar de arcos de medio punto, muy similares a los de la Mezquita de Córdoba, otra de las inspiraciones de los constructores de la Kairaouine. Sin embargo los arcos son completamente blancos y la decoración no es tan ostentosa como la mezquita cordobesa.
Por último habría que visitar la célebre Biblioteca de Karaouine, fundada en 1349, una de las más antiguas e importantes del mundo. Cuenta con manuscritos originales de varios siglos atrás, lo que significa que alberga verdaderos tesoros.
Si alguna vez os planteásteis qué ver en Fez, sin duda alguna que esta Mezquita de Kairaouine debe estar entre sus visitas imprescindibles. Uno de los monumentos más sagrados de Marruecos.