Sí, aunque la imagen que da hacia el exterior Roma es la de ser una ciudad muy católica, nos impresionó encontrarnos con la enorme mezquita de la ciudad, la más grande de Europa, para más señas. Pero, claro, todo es fruto de la multiculturalidad que arropa y simboliza este siglo.
La Mezquita de Roma apenas tiene 16 años de vida, ya que fue inaugurada en 1995. No creáis que este edificio conllevó polémica alguna en una ciudad como Roma, sino todo lo contrario. El entonces Papa, Juan Pablo II, la bendijo afirmando que por fin los musulmanes de la Ciudad Eterna tendrían un lugar en el que poder orar y reunirse. Toda una declaración de intenciones de la enorme figura que representaba para el bien de la sociedad el papa polaco.
Fue construida por el arquitecto italiano Paolo Portoghesi, y la veréis situada en la ladera del Monte Antenne, al norte de Roma. La idea de su construcción surgió en 1970, cuando el rey de Arabia Saudí le comentó a las autoridades italianas que él estaría dispuesto de financiar el levantamiento de una mezquita, ya que una gran ciudad como Roma no podía permanecer sin ninguna. Eso sí, cumpliendo una serie de normas.
Como por ejemplo el hecho de que su minarete no estuviese a una altura superior a la cúpula de la Basílica de San Pedro, o que incluso desde la propia basílica no pudiera llegar a verse la mezquita. Así se tardaron unos 25 años en construirse la mezquita, inaugurándose en 1995.
Para aquellos que queráis visitarla, la Mezquita de Roma ofrece visitas guiadas gratuitas cada miércoles y sábados por la mañana. Los viernes se llena de fieles para la oración, algo que se multiplica bastante durante los días festivos. Se cree que pueden ser unos quince mil los devotos que acuden a ella durante las diferentes celebraciones. Además, oficia bodas y funerales, junto a reuniones para el estudio del Corán.
Sus más de treinta mil metros cuadrados, como os decíamos antes, la convierten en la mezquita más grande de Europa y el centro cultural islámico más importante de Italia. De arquitectura muy moderna, además de su sala central para la oración, cuenta con una biblioteca, salón de clases y espacios para los invitados.
Foto Vía Heme You