El Atomium, el Castillo Real de Laeken o el Palacio Stoclet son seguramente tres de los monumentos que cualquier guía turística te recomienda que visites en Bruselas. No obstante aunque ellos son muy interesantes tampoco podemos pasar por alto el hecho de que la capital de Bélgica cuenta con otras edificaciones igualmente significativas.
En este caso, nosotros queremos aconsejarte que no pases por alto el conocer in situ la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula, que se encuentra situada en el centro de la urbe y más concretamente en un lugar de vital importancia comunicativa con Flandes, Colonia, Mons y Amberes.
En el año 1226, por orden del entonces monarca Enrique II, se iniciaron las obras de construcción de este templo gótico en las que se emplearon piedra de Gobertange y en la que participaron hasta su finalización, en el año 1500, algunos de los mejores maestros y artistas del momento.
En concreto, cuando se está delante y dentro de la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula hay que prestar atención a los siguientes elementos:
- Fachada Occidental. Sus torres de 65 metros de altura y la ausencia de rosetón, como es habitual en este tipo de construcciones, son dos de sus principales señas de identidad.
- Coro. Precisamente por él comenzó a construirse este templo de Bruselas.
- Capilla de Nuestra Señora de la Liberación. En el siglo XVII fue cuando se acometió la construcción de este espacio donde toman especial protagonismo sus vidrieras, realizadas por Jean De Labaer.
- Capilla del Santísimo Sacramento. Jean Haeck es concretamente quien se encargó de crear las vidrieras que también consiguen destacar en este espacio que fue puesto en pie en el siglo XVI y que se enmarca dentro del estilo gótico flamígero. No obstante, en él también merece la pena prestar especial atención al tesoro que conserva y que está conformado por joyas religiosas de gran antigüedad.