Y eso que Asturias es una región de un paraíso verde monumental, compartiendo los Picos de Europa y con una inmensa carta de rutas de senderismo para todos los gustos. Asturias es también región pintoresca donde las haya, con sus pueblos pesqueros pegaditos al Mar Cantábrico y una belleza cristalina. Pero, qué hacer en Asturias aparte de esto…
Tal vez uno de los lugares que recuerdo con mayor emoción de mi viaje a Asturias fue el momento en el que visitamos a la Santina, la Virgen de Covadonga que se halla en la cueva del mismo nombre, en Cangas de Onís. Esta virgen es la patrona de Asturias, y el ambiente mágico que reina en los alrededores es indescriptible.
Reservar vuestros hoteles con encanto en Asturias y acercaros hasta aquí. Además del ambiente religioso que se pueda vivir, hay que recordar que cuando los musulmanes llegaron a la Península en el 711, obligaron a las huestes visigodas a refugiarse en estas zonas montañosas del norte. Fue en estos parajes de Covadonga donde se inició el foco de resistencia cristiana.
Covadonga proviene del latín Cova Dominica, que significa Cueva de la Señora, en referencia a la Virgen. Cuentan las crónicas de la batalla que fue en esta Cueva de Covadonga donde se refugiaron las tropas de Pelayo, y que con la ayuda de la Virgen lograron defenderse del ejército musulmán.
Además de la imagen de la Virgen de Covadonga, dentro de la gruta se puede ver una pequeña ermita. La belleza del lugar es impresionante. Una cascada surge de la cueva y cae directamente en una gran poza, en donde la gente echa monedas en señal de buena suerte. También hay una cancioncilla tradicional que dice que quien bebe de este agua, en menos de un año se casa.
A la derecha de esta cascada hay una escalera que nos lleva al interior de la Santa Cueva. No es de extrañar ver gente subiendo de rodillas los 101 escalones en señal de promesa. Allí dentro veréis a la Santina, la Virgen de Covandonga, una talla del siglo XVIII, que como dice la copla popular, es pequeñina y galana. A la derecha de la Virgen está la tumba de Don Pelayo.
En un promontorio rocoso que hay frente a la cueva se puede ver la iglesia neorománica, el Santuario de Covadonga. Si entráis en ella el olor a incienso y el silencio sepulcral, sólo roto por el sonido de fondo de una coral, resulta impactante, casi tanto como la espesura verde que rodea el lugar.
Os recomendamos ir bien temprano por la mañana, cuando la niebla cubre la espesura y el Santuario de Covadonga. Es una estampa que nunca olvidaréis.
Foto Vía Catedrales e Iglesias