La ciudad alemana de Worms, dormida junto al río Rhin, se halla a unos 30 kilómetros al sur de Frankfurt. Se la conoce sobre todo por su magnífica catedral medieval, por la clásica leyenda de los Nibelungos y por la historia de su comunidad judía. Esta antigua ciudad tiene más de 6000 años de vida, mucho antes incluso de la llegada de los romanos. Y es que podemos estar hablando de una de las ciudades más antiguas de Alemania, junto con Tréveris y Colonia. Está rodeada de viñedos, y su vino blanco es exquisito.
Las ciudades de Maguncia, Speyer y Worms son el hogar de las tres grandes catedrales imperiales del Alto Rhin. Las majestuosas torres de la catedral de Worms, con más de mil años de historia, son ampliamente visibles desde gran distancia. La Catedral de Worms, o Wormser Dom como se le llama en alemán, se construyó entre 1125 y 1181, y es uno de los mejores ejemplos de arquitectura románica de la alta Alemania.
Como la Catedral de Speyer, la magnífica basílica tiene cuatro grandes torres redondas en las esquinas, dos cúpulas y un coro en cada extremo, construidos en arenisca roja. Su gran altar barroco fue construido por Balthasar Neumann después de la devastación de la ciudad por parte de las tropas francesas en 1689. En la oscura y austera cripta descansan hasta cinco generaciones de reyes germanos.El 18 de abril de 1521 el reformador Martín Lutero fue llamado ante Carlos V a renunciar de sus enseñanzas, pero se negó a hacerlo. Lutero se defendió con estas palabras: «Aquí estoy. No puedo hacer otra cosa. Que Dios me ayude. Amén». Su decisión tuvo un enorme impacto en la política mundial, comenzando así un nuevo capítulo en la historia de los cristianos. El emperador del Sacro Imperio Romano declaró a Lutero como un traidor. Es por ello que Lutero se tuvo que resguardar con Federico de Sajonia en el Castillo de Wartburg en Worms.
En 1868 se inauguró en Worms el monumento a Lutero más grande del mundo. Este monumento está inspirado en el célebre himno luterano «Una poderosa fortaleza es nuestro Dios», y fue diseñado por Ernst Rietschel. El monumento cuenta la historia de la reforma de Lutero, con una estatua del reformador en el centro, y sus seguidores sentados a sus pies.
La famosa Leyenda de los Nibelungos también se inició en Worms. El mítico dragón Siegfried comenzó sus aventuras aquí. La mayoría de las escenas de esta epopeya se establecieron en los alrededores de esta ciudad, retratando historias del amor cortés, los celos y las venganzas. El poema ha sido denominado en ocasiones la Odisea del Norte.
El Museo de los Nibelungos, abierto en el 2001, presenta y recrea el mito utilizando técnicas muy innovadoras. Los visitantes podemos seguir, a través de una visita guiada, la voz que surge del poema y relata la historia, o bien tras la caza del legendario tesoro de los Nibelungos, que según cuenta la leyenda, se haya enterrado bajo la ciudad de Worms.
En la Alta Edad Media se cree que vivían en Worms unos 1100 judíos.El rabino Salomón ben Isaac, o Rashi, un famoso rabino francés, que realizó unos de los mejores comentarios de la Torá de la época, vivió en Worms en el año 1060. El barrio judío fue violentamente destruido durante los acontecimientos de la Kristallnacht en 1938, con lo que al término de la Segunda Guerra Mundial ya no había judíos en Worms. Sólo han podido ser reconstruidas una sinagoga y un baño de mujeres.
Hoy Worms tiene una pequeña comunidad judía. El cementerio de Santa Sands del siglo XI, justo a las afueras de la ciudad, se mantuvo intacto durante la època nazi. Se cree que es el cementerio judío más antiguo y más grande de Europa.
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