Jaffa está considerado uno de los puertos más antiguos del mundo. Como tal sirvió a finales del siglo XI a los cruzados que, como peregrinos, iban camino de Tierra Santa. Desde siempre su existencia ha ido completamente independiente, pero en 1954 comenzó a formar parte de la municipalidad de Tel Aviv. Asomado al Mediterráneo, hoy este barrio es uno de los grandes atractivos de esta ciudad costera israelí.
A lo largo de su historia aquí han convivido cristianos, judíos y musulmanes. Este carácter multicultural se aprecia en cada uno de sus rincones. Hay tiendas de todo tipo, recuerdos de otras épocas y edificios de notable valor histórico. Recientemente ha sido restaurada toda la parte antigua, de ahí que si tenéis vuestra oferta de vuelos a Tel Aviv Jaffa es uno de los enclaves por los que pasear y perderse.
Precisamente es esta zona antigua de intrincadas callejuelas la que recibe a los turistas. Su belleza es muy pintoresca, nostálgica. Solo hay que buscar el origen de su nombre en la palabra hebrea yafa para darnos cuenta que su significado, «bella», le viene como anillo al dedo. Sin embargo muchas otras son las leyendas que circulan por estas calles en torno a su origen. Algunas relatan cómo Jaffa fue fundada por un hijo de Noé. Sí, sí, el del diluvio…
Uno de los centros neurálgicos del barrio es la Plaza de la Hagana. El aspecto de esta plaza y sus edificios colindantes nos llevan a la época de los otomanos. Veréis entre otros monumentos la Torre del Reloj (esta construcción es de principios del siglo XX), la Mezquita El Mamudiya, la Fuente de Solimán y el Mercado Ha Pishpeshim.
Durante nuestro recorrido por el centro de este antiguo barrio descubriremos otras enormes bellezas de la arquitectura como el Palacio Mahmud, que alberga en su interior el Museo de Antigüedades y un pequeño anfiteatro, recuerdo de la época de esplendor griega y romana que vivió esta zona. Esta visita os la recomiendo al atardecer, ya que desde sus jardines se aprecia una preciosa panorámica del puerto y el Mediterráneo.
Hay que añadir por último la Iglesia de San Pedro y, en la parte más alta del barrio, la Kikar Kedumin y su pequeña torre. Desde esta colina también se divisan unas maravillosas vistas.
Jaffa es tal vez uno de esos lugares desconocidos pero que encierran una historia de miles y miles de años. En sus calles se respira el trasiego cultural que la humanidad ha ido dejando gota a gota. Perderos en la leyenda de sus piedras y ya me contaréis.
Foto Vía Stay in Tel Aviv