Isla Negra, el hogar en Chile de Pablo Neruda

Isla Negra

La casa del poeta chileno Pablo Neruda en Isla Negra es un canto al amor hacia el mar. Allí el propio poeta se hacía llamar capitán de tierra firme, ya que sufrió en exceso la tremenda enfermedad de la ausencia del mar. Incluso el nombre resulta enigmático, ya que Isla Negra ni es una isla, ni tan siquiera es negra. Si deseáis visitarla, sólo tenéis que comenzar a buscar vuestros vuelos a Santiago de Chile.

Por supuesto que Neruda no fue un poeta cualquiera. Este ganador del Premio Nobel de Literatura escribió su primer poema a los cinco años, y su primera publicación le llegó a la edad de trece años. Neruda, antes conocido como Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basoalto, llegó a ser diplomático, embajador, activista político y senador del Partido Comunista.

La puerta de entrada a su casa de Isla Negra es muy baja, y la mayoría de los turistas deben agacharse un poco para entrar. El suel de madera cruje al instante, simulando la cubierta de un barco viejo. Una pared de hormigón está cubierta de conchas de mar, pequeñas pistas que nos detallan el amor hacia el mar de Neruda.

Ángeles tallados en madera se elevan sobre las vigas de la exhuberante casa. Desgastados sofás se abren ante enormes rocas de carbón y una chimenea. Incluso el alféizar de la ventana está esculpido como si fuera una ola. Es así como Neruda tenía sus propias vistas del mar.

Desde allí podemos pasar al comedor de la casa. Este comedor formaba parte de la casa original de 70 metros cuadrados que Neruda compró en 1939. Constantes adiciones durante sus 33 años de vida la llevaron a poseer más de cinco mil metros cuadrados.

El techo del comedor es curvo, de madera, y en su centro hay una mesa redonda, de color avellana, para ocho comensales. Sobre esta mesa siempre aparecen copas de vino de color amatista. En las paredes, mascarones de proa, mapas de navegación y modelos de barcos, que nos hablan aún más de la inclinación de Neruda por el mar.

Una estrecha escalera nos conduce a la segunda planta, donde se halla la habitación del poeta, que compartía con su tercera esposa, Matilde. Una cama doble baja, cubierta con una colcha de punto blanco, parece dirigirse hacia la ventana. El armario aún contiene algunas ropas del poeta, entre ellas las que usaba en el momento en el que le anunciaron la consecución del Premio Nobel de Literatura en 1971.

El despacho de Neruda está lleno de objetos exóticos, recopilados en sus viajes por Singapur o Birmania. Pero nada está etiquetado. Neruda quiso que Isla Negra siguiera siendo un hogar, no un museo. A Neruda le encantaba reciclar, rescatar puertas y ventanas de edificios abandonados, y diseñar con ellas su casa. Su escritorio, precisamente, era una antigua trampilla de madera.

En la terraza de la cafetería que hay junto a la casa, los visitantes podrán observar, junto al rugido del Pacífico, el pequeño bote en el que Neruda se sentaba a beber con sus amigos. A su lado, hoy un busto de Neruda contempla en silencio el océano.

Las Fuerzas Armadas chilenas tomaron por asalto Isla Negra, después del golpe de estado de Pinochet en 1973. La amistad de Neruda con el ex presidente Salvador Allende, le hicieron blanco del nuevo régimen. Ya debilitado por el cáncer de próstata, Pablo Neruda moría de una insuficiencia cardíaca varios días después en un hospital de Santiago. Sus restos fueron devueltos a Isla Negra en 1992, cumpliendo el deseo de uno de sus poemas.

Foto Vía Panoramio