La carretera que conduce a Iruya, en Argentina, es ya de por sí una aventura. Muy accidentada y con bastante viento, nos conduce a un valle espectacular situado a los pies de un acantilado. Iruya es un itinerario poco conocido, que a veces los turistas pasan de largo. Pero, no saben lo que se pierden. Se le conoce por sus famosas montañas multicolores. Vale la pena hacer el esfuerzo de visitar este pueblo, sobre todo el primer domingo de octubre, cuando la ciudad celebra las festividades de Nuestra Señora del Rosario.
En Iruya podemos ver iglesias, como la de Nuestra Señora del Rosario y la de San Roque, construidas en estilo mudéjar. Detrás se levantan una sucesión de bellísimas calles empedradas y empinadas que conducen a un colorido y típico cementerio andino. Las tumbas están adornadas con flores artificiales, ya que en este ambiente las flores naturales se marchitan demasiado rápido. Pasado el cementerio hay un mirador, a una altitud de 2780 metros, con unas vistas del pueblo y de los alrededores realmente magnífica.
Los pocos restaurantes con los que cuenta Iruya ofrecen sobre todo la tradicional cocina local, que incluye una amplia variedad de patatas dulces, quesos de fabricación local y la quinua, un cereal cultivado en los Andes. El mejor de todos es un balcón restaurante con unas vistas realmente espectaculares.
Las fiestas en esta región del noroeste argentino son una mezcla de creencias católicas y pre-colombinas. El Festival de Nuestra Señora del Rosario de Iruya es uno de los más interesantes de la región, con sus demonios enmascarados. El festival incluye bailes indígenas y la música se reproduce con instrumentos tradicionales.
La historia de Iruya se remonta a 1753, cuando la fundaron los colonizadores españoles. Sin embargo, justo antes de su llegada, los habitantes indígenas del valle fueron conquistados por los incas. La cultura pre-inca se pone de manifiesto en los alrededores con la presencia de esculturas en roca que representan a los diversos grupos indígenas.
El viaje a Iruya resulta tan espectacular como su destino. Tenemos que hacer escala en el pueblo de Humahuaca. Iruya se encuentra a 26 kilómetros de aquí, y podemos llegar hasta ella en autobús, a través de un estrecho y ventoso camino de grava. Desde Humahuaca se ofrecen tours de un día a Iruya por apenas 25 euros, incluyendo el transporte en 4×4, guía, y unas horas en Iruya para conocerlo y almorzar, aunque el almuerzo no está incluido en el precio.
Para volar a Iruya podemos tomar como escala los aeropuertos nacionales de San Salvador de Jujuy y Salta. Los autobuses públicos de Salta llegan a Jujuy a través de la espectacular quebrada de Humahuaca. Los hoteles en Iruya pueden ser la Hosteria de Iruya, que domina el valle y el pueblo, o el Hotel Tacacho, y un poco más barato el Hospedaje Palmira.
La mejor época para visitar Iruya es primavera, invierno y otoño, durante los meses de marzo a noviembre, con la estación seca. Durante la noche las temperaturas bajan hasta los 0 grados y a 15 grados durante el día. Los meses de verano, de diciembre a marzo, es la temporada de lluvias, cuando los ríos se llenan y es necesario el uso del 4×4
Foto 1: Fuente Telpin
Foto 2: Fuente Flickr