Para conocer los orígenes del Paraguay colonial tenemos que trasladarnos al siglo XVI. Fueron los jesuitas los primeros que sirvieron en sus misiones al sur del país, hasta que fueron expulsados en 1767. De todas maneras, nuestro objetivo de hoy no va a ser precisamente esta comunidad, sino los franciscanos, que han dejado una importante huella en forma de iglesias y templos en los alrededores de Asunción.
Sin reserváis vuestros vuelos baratos a Asunción, una de las visitas imprescindibles que debéis hacer es precisamente a sus hermosas iglesias franciscanas, que destacan por su belleza tanto exterior como interior. En primer lugar nos trasladamos hasta el pequeño poblado de Yaguarón, situado a unos cincuenta kilómetros al sureste de Asunción. Allí llegaron los franciscanos en 1586, para coloniar los aborígenes guaraníes.
Es una pena que de aquella época apenas queden vestigios. Aunque eso importa poco viendo el hermoso Templo de San Buenaventura, construido a mediados del siglo XVIII. Me sorprendió la tremenda sencillez del exterior de la iglesia, con sus paredes blancas y sus columnas. Sin embargo, cuando paséis al interior quedaréis admirados con la ostentosa decoración, propia de la época del barroco y el rococó.
De ese interior destacan especialmente los confesionarios y el retablo. Difícilmente veréis en toda América del Sur confesionarios con más detalles ni más hermosos que los de esta iglesia. El retablo, por su parte, es inmenso, tallado a mano, con catorce metros de altura y seis de ancho. Acercaros también a la sacristía, otro de los rincones más bellos de esta iglesia.
Ahora nos dirigimos hasta el pueblo de Valenzuela, situado a unos 80 kilómetros al este de Asunción. Es mucho más pequeño que Yaguarón y mucho más tranquilo, como si se hubiera quedado anclado en el tiempo. En su plaza principal se levanta la Iglesia de San José, dedicado a su patrón. Os recomiendo entrr en el templo y disfrutar de su magnífico retablo.
A unos cuarenta kilómetros al este de Asunción se halla Emboscada, otro pueblo que alberga la hermosa Iglesia de San Agustín, templo franciscano construido en 1774. Con respecto a las anteriores destaca por sus enormes puertas y los suaves colores que adornan la zona del altar. El retablo está formado por diferentes estatuas, aunque lo que en ella impresiona sobremanera es el púlpito.
Foto Vía Mburukuja