Sí, ya sé que Ibiza puede ser sinónimo para muchos de sol, playa y fiestas por doquier, sin embargo este artículo es para mostrarles esa parte de Ibiza que estoy segura muchos no conocen y ni se imaginan que existe.
Así, si hablamos de la otra cara de Ibiza, esta muestra un mundo cargado de belleza natural, de hecho a tan solo unos diez minutos de la capital Eivissa, el viajero no podrá evitar oler a pino, es por eso que los griegos la llamaron Pitiusa, la cual ahora también cuenta con olivos de más de cien años, almendros e higueras, sin duda un estilo muy mediterráneo y bastante cuidado para que no pierda su esencia.
De otro lado, en la parte de la Ibiza rural aún se pueden ver a las mujeres vestidas en color negro, sombreros de esparto y sandalias que para más de una viajera serán motivo de envidia, aunque por algo más de 6, 000 pesetas se podrán adquirir y lograr una estética «algo» parecida.
Si dirigimos nuestra mirada al oeste de la capital encontraremos al municipio de Sant Josep el cual es el más extenso y también en donde se encuentran grande atractivos como por ejemplo el Sa Talaia y la Reserva Natural de Ses Salines, sin embargo, lo que más llama la atención es el islote de es Vedrà.
Así, para el viajero amante de los paisajes, San Josep ofrece un recorrido espectacular mostrando la historia de cada uno de sus pueblos los mismos que tienen un encanto muy particular que atrae a cientos de turistas. Son las calles e iglesias de Sant Agusti, Sant Jordi, Sant Francesc y es Cubells las que cuentan anécdotas de sus antiguos habitantes fenicios, romanos y griegos, los cuales serán historias fascinantes para los viajeros amantes de la arqueología.
Antes de irnos de este pueblo, debemos visitar sa Talaia y la Cala d’Hort visita prácticamente obligatoria para cualquier viajero que se fascine con las maravillas naturales al atardecer.
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