En el lago más alto y navegable del mundo, se encuentra una isla muy pequeña dedicada a la paz, la contemplación de un atardecer y por ende, el alejamiento del mundanal ruido. La isla en cuestión se llama Suasi y aunque de propiedad privada, tal vez la dueña de esta maravillosa isla, previó por influencia de sus antepasados que esta sería la mejor adquisición que haría en su vida.
Martha Giraldo es la dueña de Suasi, una arqueóloga puneña que decidió convertir el lugar en la isla más hermosa y peculiar del Altiplano. De hecho, aquí no existen autos, ni ruidos de máquinas, ni polución lo que la ejemplifican como un grato ejemplo de conservación y también respecto por la cultura tradicional.
Aquí, todo funciona con energía solar, es decir, duchas, cocinas, luz en las habitaciones o lámparas. Así, en el único hotel que existe en la isla, el Casa Andina, sus 12 habitaciones tienen vista al lago y cuentan con todas las comodidades que posee un hotel de ciudad pero en total consonancia con la naturaleza.
La estancia aquí no tiene mayores descripciones, y es que de tan solo imaginar un anochecer en la inmensidad de este lago, viéndolo detrás de los vidrios de la habitación o sentado frente al fuego disfrutando de algún plato gourmet en fusión con la exquisita comida peruana, no tiene precio.
¿Cómo llegar a la isla? Lo primero será llegar a Lima y luego tomar un vuelo hacia Juliaca, el cual demora aproximadamente dos horas; luego, llegar a Puno en una hora más; y finalmente, a través de los diferentes servicios de navegación en el lago, podrán llegar a Suasi en unas tres o cuatro horas más.
Imagen: TravelInfo