Helsinki, la fría capital de Finlandia, conocida también como la hija del Báltico; Helsinki, ciudad que ha ido adquiriendo importancia poco a poco; Helsinki, urbe que ha pasado de ser un pequeño puerto pesquero a convertirse en una de las capitales más modernas y cosmopolitas de la Europa actual. Todo eso y mucho más podremos comprobar si visitamos esta fascinante ciudad finlandesa…
Rodeada de mar por tres de sus costados, Helsinki tiene uno de los puertos más bonitos del mundo, donde el ir y venir de los pasajeros es constante, gracias también al animado Mercado Viejo. Una de las opciones más apetecibles en verano es la de realizar un paseo en barco por este archipiélago.
Desde el puerto del mercado se puede tomar un ferry que nos llevará hasta la fortaleza de Suomenlinna, una de las atracciones más visitadas de la ciudad, con sus espléndidas cafeterías, restaurantes y museos.
La ciudad no es grande y las distancias entre unos y otros lugares son bastante cortas, por lo que el resto se puede recorrer perfectamente caminando.
Así, podréis visitar la plaza del senado, el ayuntamiento, la catedral ortodoxa Uspenski o la catedral luterana Tuomiokirkko, uno de los símbolos de la ciudad.
Otro de los clásicos de esta ciudad es la pista de patinaje, que se sitúa al lado de la estación de trenes y enfrente del Teatro Nacional; pasar una tarde patinando allí os hará sentiros como un ciudadano más.
La vida cultural de Helsinki nos ofrece también muchísimas posibilidades a partir de sus más de 80 museos, entre los que destacan el Museo Nacional de Bellas Artes, el Museo de Arte Contemporáneo Kiasma o el Museo Nacional. La música también se encuentra presente a través de la estupenda programación de la Casa de la Ópera o la multitud de conciertos que se organizan allí durante todos los días del año.
Esta ajetreada vida cultural atraviesa la esfera de lo privado cuando en verano todo sale a las calles de la ciudad; teatros, conciertos, exposiciones…
Helsinki podrá ser en apariencia una ciudad fría, pero sus calles y rincones están esquinas de cálidas sorpresas.
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