Fuerteventura es un paisaje único, una cultura propia dentro del panorama canario, de ese pueblo de orígenes autóctonos y costumbres cosmopolitas. Si estamos en uno de los hoteles en Fuerteventura no podemos dejar de probar sus productos, su gastronomía, su comida. Y es que encontraremos el reflejo del paisaje en sus platos.
En el paisaje tan árido de Fuerteventura, en un paisaje donde la lluvia es todo un regalo que decide caer del cielo de vez en cuando, todo cultivo natural es todo un milagro. No en vano, la esencia, el olor de la gastronomía de Fuerteventura sabe a sal y a pastoreo, a cabra y pescado y, cómo no a los mismos productos de ganado y productos de mar.
Su gastronomía tiene como base el ingenio, la imaginación de muchas generaciones de majoreros, de los propios de la isla y de los que más tarde llegaron y siguen llegando, de los que supieron utilizar con máxima eficiencia y eficacia las escasas posibilidades que da la tierra de Fuerteventura. No obstante, a partir de la imaginación ha nacido un recetario increíblemente sencillo y sabroso, una cocina que combina todo aquello que tenga que ver con la cabra y el pescado de manera magistral.
Por ejemplo, del mar provienen las viejas, las morenas, el cherne, samas, meros, cabrillos o salmonetes, pescados típicos que combinan en diversos platos junto a jareas y moluscos, lapas, burgados o mejillones. No obstante, quizás el producto estrella del lugar, el producto que ha alcanzado el reconocimiento internacional es el queso, que cuenta con su Denominación de Origen desde hace ya quince años.
Si vamos a Fuerteventura no podemos irnos sin probar entrantes como las Papas Arrugadas o Gofio escaldado, ni tampoco platos como el Caldo de pescado, el baifo en adobo o el Sancocho Canario. Si tenemos aún un lugar en el estómago podemos rematar la comida con el postre por excelencia, la Tarta de queso de cabra. Todo esto es tan típico cómo las playas de Fuerteventura.
En fin, una gastronomía única, particular, especial para una tierra que se ha de visitar alguna vez en la vida.
Foto Vía: selbst fotografiert