Montevideo es una ciudad que hay que conocer. No es tan impresionante como Buenos Aires o tan alocada como cualquier ciudad brasileña, pero la capital uruguaya también tiene sus cositas y si se puede, no hay que dejar de visitarla.
Uno de los platos fuertes y lugares más típicos de Montevideo es la feria de Tristán Narvaja, que se celebra todos los domingos de 8 a 15 en la calle del mismo nombre y en algunas de sus ruas colindantes.
En esta especie de rastrillo inmenso (es enorme) cualquiera puede ir a vender sus pertenencias, por eso encontraremos desde puestos bastante preparados (sin mucho lujo, claro), hasta personas que ponen una manta en el suelo y dejan encima muchos de los recuerdos de toda una vida.
Podemos encontrar prácticamente de todo: música (CD y vinilo), libros (Tristán Narvaja es por antonomasia la calle de los libros en Montevideo), frutas y verduras, ropa, películas, muebles, bicicletas, llantas de coches… pero sobre todo, encontraremos antigûedades a doquier. Este es un lugar ideal para los coleccionistas porque, con mucha paciencia eso sí, se harán con alguna reliquia seguro.
Los precios varían bastante, no por ser una feria tiene que estar todo barato. Así, recomendamos al viajero que piense muy bien las cosas antes de abandornarse al consumismo apasionado.
Por otra parte, esta feria es un ritual dominguero para muchísima gente, incluídos los chorizos, o sea que vigilad bien la cartera, sobre todo en los lugares donde se juega al conocido juego de adivinar en cuál de los tres vasitos está la pelota.
Para terminar, podéis sentaros en la terraza del bar La Tortuguita, lugar clásico entre los montevideanos y famoso por sus deliciosas pizzas y fainás (plato típico uruguayo hecho con masa de garbanzos).
Esta es una buena época para visitar Montevideo y ver esta feria, ya que en Uruguay están ahora en verano y acaba de comenzar el carnaval que, por cierto, es el más largo del mundo; el evento dura ni más ni menos que un mes.
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