Estrasburgo cuenta con uno de los centros históricos más bellos de Europa, destacando su hermosa catedral gótica, una auténtica joya de este estilo arquitectónico, construida entre los siglos XI y XV. No en vano, toda la zona centro de la ciudad, la «Gran Isla», fue declarada Patrimonio Mundial por la Unesco en 1988. La capital de la región francesa de Alsacia cuenta, además, con una excepcional riqueza museística, que nos brinda la oportunidad de visitar en el magnífico entorno del noreste de Francia.
Muchos de sus museos tienen entrada gratuita el primer domingo de cada mes, así que vale la pena planificar nuestro viaje teniendo en cuenta esta ventaja, que notarán nuestros bolsillos. En la actualidad, desde los principales aeropuertos españoles parten vuelos a Estrasburgo que nos permiten pasar un fin de semana o unas vacaciones más largas en la preciosa ciudad francesa.
Entre las atracciones turísticas más relevantes, se encuentra la ya mencionada Catedral de Notre-Dame; la Casa Kammerzell; el barrio fluvial de La Petite France; las iglesia de Santo Tomás y de Saint-Pierre-le-Jeune protestant; la Plaza de la República y la La Sinagoga de la Paz, amén de todos los preciosos paisajes que, en la ciudad y fuera de ella, nos ofrecen las orillas del río Ill y, por supuesto, las sedes de las instituciones europeas (Consejo de Europa, Palacio de los Derechos del Hombre, Parlamento Europeo), ubicadas en Estrasburgo como símbolo de la la reconciliación entre los pueblos y el futuro del continente.
Los museos más destacados son, por ejemplo, los de Artes Decorativas, Bellas Artes y Arqueológico, ubicados los tres en el Palacio Rohan; el Museo de l’Œuvre Notre-Dame (museo catedralicio), el Museo Alsaciano; el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo, el Museo de Historia, y otros muy peculiares, como el Museo de «Los secretos del chocolate» o el de Sismología y Magnetismo Terrestre. Para descansar después de tanta visita, la ciudad ofrece también numerosos jardines y parques de gran belleza y tranquilidad.
Foto: Hoosadork