En cualquier otra ciudad el tranvía sería una forma de moverse más (aunque no en Amsterdam, de los que siempre guardo el recuerdo de sus cláxones en forma de sonido de campana). Sin embargo, en Lisboa subirse en uno de sus singulares tranvías es además un aliciente turístico que no debemos perdernos.
La mayoría de estos tranvías, con su aspecto bohemio y antiguo, suben calles empinadas y conectan la parte baja y alta de la ciudad. Precisamente nuestro protagonista de hoy es tal vez el tranvía más histórico y conocido de Lisboa. Se trata del tranvía 28, que une el Castillo de San Jorge con el Barrio Alto, pasando por Graça Mouraria, la Alfama, la Baixa, el Chiado, Madragoa y el Barrio Alto. El recorrido de la línea completa dura aproximadamente una hora.
Miles de turistas lo toman a diario y, como decíamos antes, más que por ser un vehículo de transporte, porque nos lleva a recorrer Lisboa de manera encantadora. El especial sonido de su campana, sus viejos asientos de madera y lo recóndito de las calles que cruza lo convierten en uno de los pequeños símbolos de la capital lusa.
Un pequeño consejo: evitar subiros en hora punta, ya que las paradas suelen estar siempre atestadas de turistas. Yo lo tomé a la hora de comer, y se disfrutó mucho más que al mediodía, cuando más que una atracción turística casi se convierte en un ejercicio de supervivencia. Además, es recomendable tomarlo en la parada inicial, ya que en las paradas intermedias hay muchísima gente.
Vale la pena el viaje, ya que disfrutas de las vistas del Castillo de San Jorge y sus miradores, la panorámica del Tajo, las pequeñas casas de colores de la Alfama y, sobre todo, vivir la sensación de cómo puede un tranvía, que a simple vista parece un poco destartalado, subir las empinadas callejuelas de Lisboa con todos esos turistas a bordo. Si tienes la oportunidad de sentarte junto a la ventana, disfrutarás mucho más del viaje.
A decir verdad, es como un pequeño bus turístico, solo que quizás no sea tan cómodo. De todas maneras, el precio ronda el 1,50 euros, lo que a la postre equivale a un recorrido turístico muy barato en comparación con los de los autobuses. Cualquiera que sea el lugar donde tengáis vuestros hoteles en Lisboa, el recorrido en el tranvía 28 es una manera imprescindible de recorrer y conocer la ciudad.
Foto Vía Murray McGregor’s