La hermosa ciudad de Marrakech tiene una historia y una arquitectura única. La sugerente mezcla de cultura y misticismo la dotan de una belleza difícil de igualar. Edificios como el Palacio de Bahia es uno de sus grandes atractivos. Construido en el siglo XIX por orden de Si Moussa, hijo del gran visir del sultán, es de visita obligada para todos aquellos turistas que tengan planificado un viaje hasta aquí.
Posiblemente, junto con la Mezquita de Kutubia, este palacio y sus jardines sean uno de los mejores monumentos de la ciudad. Está situado en la medina, en la parte antigua de Marrakech, de ahí que no tenga pérdida. Además es bastante grande, ya que la primera intención de sus constructores fue que llegara a ser el palacio más grande de su época.
En total consta de 160 habitaciones y un maravilloso jardín de dos hectáreas de extensión. Todas las habitaciones se encuentran alrededor de un magnífico patio, y entre ellas se halla el harén, que ya de por sí aparece rodeado por más habitaciones, en las que se alojaban las concubinas. Pero, más que la disposición del edificio, lo que resulta más llamativo es la decoración del mismo.
Las paredes y las columnas están decoradas con incrustaciones de tallas caligráficas. Baldosas de cerámica, puertas y ventanas decorados con infinitos detalles al estilo marroquí, estuco y madera tallada… la belleza de la decoración interior es sencillamente majestuosa.
Las habitaciones, patios y jardines se complementaron más tarde con la decoración de techos, chimeneas, mosaicos y azulejos en el que trabajaron artesanos de Fez durante más de 15 años. Cualquiera que no supiera con exactitud la época en la que fue construido este palacio pensaría que se trata de una obra de muchos siglos atrás.
Se cuentan numerosas leyendas sobre este palacio, como que Si Moussa lo construyó exclusivamente para que vivieran en él sus concubinas. Se dice también que, cuanto mayor era la habitación de la concubina, mayor era el aprecio que Si Moussa tenía sobre ella. Las fuentes de los patios eran de tanta belleza que en ellas solo se podían lavar y refrescarse las concubinas principales.
Lo que está claro es que el Palacio de Bahia debe estar de manera imprescindible en cualquier lista que hagamos sobre qué ver en Marrakech. Su belleza, historia y leyendas lo hacen partícipe del encanto mágico de esta ciudad.
Foto Vía 48 Hour Visit