La has visto tantas veces en fotos, que cuando la tienes enfrente casi ni te lo crees. Piensas que es una réplica, o una postal del viento, pero no. Estás delante del Duomo de Florencia, la catedral, la Santa María dei Fiore que domina la ciudad con su enorme y clásica cúpula de Brunelleschi.
Seguro que logras verla desde cualquiera de tus hoteles en Florencia. Pero, ¿sabías que Brunelleschi logró levantarla sin necesidad de andamios?. Para aquellos tiempos que corrían resulta toda una obra maestra de la ingeniería, la más grande en su momento. No me extraña que ante ella, y ante el encanto de los mármoles blancos y verdes de la catedral, se detengan cada día miles de turistas.
Terminada de construir en el siglo XV, en aquella época Florencia y Siena competían por tener los mejores monumentos. Los florentinos no podían quedarse atrás, y encargaron la construcción de esta impresionante iglesia y su cúpula, de más de cien metros de altura desde el interior del templo.
Hay tantos detalles en esta catedral, que acapararlos todos casi sería imposible. A veces lo mejor es quedarte en el exterior, ya que las colas que suele haber para acceder al interior son tremendas. También os recomiendo ir callejeando por los alrededres para descubrir, sobre los tejados, la sublime visión de la cúpula, emergiendo como un enorme tambor rojo.
Pero, claro, el Duomo de Florencia no sólo es la cúpula, considerada la más grande del mundo construida en ladrillo, sino que lo conforman algunos de los monumentos más significativos de la ciudad, como el Campanile, la iglesia en sí y el Baptisterio de San Juan. Tampoco podéis faltar a la cita con el mirador que hay en la parte alta, aunque hay que subir unos 400 escalones para poder ver una de las mejores panorámicas de Florencia.
Toda la catedral es una obra de arte única. Sus mármoles, sus puertas, arcos, la cúpula, los frescos del interior… No hay que pagar dinero para entrar en ella, sí esperar una cola a veces muy larga. Sólo hay que pagar, unos 6 euros, si queremos subir a la cúpula. En el interior hay rincones que no debéis perderos, como la famosa Piedad de Miguel Ángel o la Puerta de la Sacristía, además de las vidrieras y algunos cuadros de los mejores pintores renacentistas italianos.
Lo que está claro es que Florencia, como cuna del Renacimiento, es una de esas ciudades únicas en el mundo. Su catedral, Santa María dei Fiore, es una visita imprescindible.
Foto Vía Paradoxplace