Hay tantas cosas por las que sentirse prendado en Nápoles. A mí me encantaron las vistas de esta ciudad. Allá donde miraras descubrías grandes atractivos. Precisamente poniendo nuestra vista en el Golfo de Nápoles podemos contemplar la robusta silueta del Castillo Nuevo, la tercera de las fortalezas construida por la dinastía de los Anjou en la ciudad.
Hoy en día es quizás uno de los castillos más hermosos de Italia. Su nombre oficial es el Castillo Maschio Angioino, aunque se le dio el apelativo de nuevo para distinguirlo de los demás castillos de Nápoles. Para llegar a él lo mejor es dirigirse hasta la Plaza del Municipio, que se halla al lado. Si reserváis vuestros vuelos Nápoles es uno de esos lugares a descubrir.
Comenzó a construirse en 1279, y sirvió como residencia real y fortaleza. Os llamarán tremendamente la atención la anchura de sus cinco torres y el Arco de Aragón, de mármol blanco, y rematado con una escultural del Arcángel San Miguel. Cada una de las torres lleva su nombre, la Torre di Guardia, la Torre di Mezzo, la Torre di San Giorgio, la Torre del Beverello y la Torre dell’Oro.
El aspecto actual que veremos data del siglo XV, tras las restauraciones llevadas a cabo por Alfonso V de Aragón, en la época en la que Nápoles era territorio español.
Pero no podemos quedarnos exclusivamente con el exterior de la fortaleza, sino que debemos pasar al interior. Allí hay que visitar la Sala dei Baroni, lugar donde fueron arrestados los barones que en el siglo XV conspiraron contra Fernando I de Nápoles. En esta misma sala encontraremos el Museo Cívico.
Otro de los grandes atractivos del interior de esta fortaleza es la Capilla Palatina, riquísimamente decorada con pinturas, frescos y esculturas.
Ni que decir tiene que este magnífico castillo es uno de los numerosos atractivos que se pueden ver en Nápoles. De noche aparece iluminado, y es una maravilla verlo desde lejos, asoomándose al golfo napolitano. Como os decíamos al principio, hay tantas cosas por las que sentirse prendado en Nápoles…
Foto Vía Esacademic