En la costa este de la isla de Tenerife encontramos el municipio de Güimar, a unos 30 kilómetros al sur de Santa Cruz de Tenerife. Una zona que aparece delimitada por una serie de barrancos y volcanes que desembocan ya en el mar. Precisamente nuestro protagonista de hoy, el Barranco de Badajoz, también conocido como Chamoco, pertenece a esta población.
El origen de este nombre data del siglo XV, cuando las tropas castellanas se hacen con la isla. De Güimar y sus alrededores se hizo cargo Juan de Badajoz, por lo que usó su apellido para denominar a este barranco, que anteriormente, en época guanche, se llamaba Chamoco. No se puede decir que sea un lugar muy conocido entre los que hacen sus viajes Tenerife, por lo que resulta bastante tranquilo de visitar.
Los lugareños cuentan muchas historias y leyendas de este barranco. Todo viene propiciado por el hecho de haber servido en su época como lugar de enterramiento guanche (se han encontrado varias momias) lo que lo convierten en fruto de la mitología popular. Se habla de apariciones fantasmales y otros hechos paranormales, que forman parte de la imaginería tradicional y el gusto por este tipo de historias que hay en Güimar.
Precisamente son estos sucesos e historias paranormales los que atraen a gran número de turistas. Pero, amén de estas historias y leyendas, las rutas de senderismo que recorren este barranco nos ofrecerán una visión muy particular de este enclave. Allí destaca una interesante flora canaria autóctona, que crece en las paredes verticales del barranco y en sus cuevas singulares.
Veréis zonas de pinar natural, un bosque de madroños y reductos de laurisilva, así como la Cueva del Cañizo, antiguo refugio de los guanches que está situado a unos 100 metros de altura. Una pena que apenas queden ya ejemplares de dragos milenarios, especies que, según los lugareños, ocupaban buena parte de las laderas del barranco.
A pesar de todo para muchos el Barranco de Badajoz sigue siendo uno de los rincones más bellos de la isla de Tenerife, sin olvidarnos de su carácter casi sobrenatural y misterioso. A su interés botánico se le une este aspecto paranormal, que lo hacen aún más llamativo y sugerente.
Foto Vía No Incineracion Tenerife