El archipiélago del Dodecaneso -doce islas, en griego- está situado frente a la costa sudoccidental de Turquía e incluye un total de 163 islas. Debe su nombre a las doce más grandes: Rodas, Karpatos, Kasos, Kastelorizo, Symi, Tilos, Nisiros, Astipalea, Cos, Kálimnos, Leros y Patmos. Gracias a su situación, en el extremo más al sur y al este del mar Egeo, estas islas gozan de un clima soleado durante la mayor parte del año, lo que ha favorecido su desarrollo como destino turístico.
Casi todas ellas, como cabe esperar en cualquier viaje a Grecia, poseen importantes yacimientos arqueológicos y relevantes monumentos bizantinos y medievales, algo que se añade a su atractivo natural, ya que aquí encontraremos un paisaje de lo más variado, desde las islas más grandes y cosmopolitas, como Rodas y Cos, hasta las pequeñas y menos conocidas, como Leros o Pserimos.
En Rodas tenemos un magnífico ejemplo de ciudad medieval amurallada, que cuenta con impresionantes palacios y un interesante Museo Arqueológico. El antiguo puerto de Mandráki se distingue por sus molinos de viento y las fortificaciones situadas al final del muelle, y la isla cuenta además con las Acrópolis de Líndos y Ialissós, Kámiros, y castillos como los de Kritinia y Monólithos, en un excelente estado de conservación.
En la isla de Cos destaca su castillo medieval, sus palmeras y la ciudad antigua, con restos arqueológicos del siglo IV, además de uno de los árboles más antiguos de Europa, con más de 2.500 años de antigüedad, bajo el cual, según cuenta la leyenda, el mismísimo Hipócrates, padre de la Medicina, solía instruir a sus alumnos y examinar a sus pacientes.
También merecen una visita las islas de Kalymnos, famosa por sus esponjas marinas; Pserimos, ideal para relajarse en sus fantásticas playas y practicar el submarinismo; Karpathos, de paisaje montañoso y especialmente indicada para los amantes de las tradiciones y las costumbres más pintorescas; o la boscosa Tilos, hábitat de cientos de especies animales y vegetales.
Foto: Michal Osmenda